Quien puso el móvil en modo grabación en el baño y en la habitación de su hija de 15 años fue él. Pero todo, según su versión, tenía una explicación. «No lo puse para grabarla desnuda, sino porque pensé que allí hablaba de temas de drogas», aseguró el acusado durante el juicio celebrado este jueves en Palma. Su exmujer, que le pidió el divorcio tras lo ocurrido, desmintió ese extremo. «No me dijo nada de drogas cuando le pregunté por qué lo hizo». La Fiscalía pide para el procesado una pena de cuatro años de prisión y el pago de una indemnización de 3.000 euros para su hija.
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