A las puertas del concierto de Navidad. El pasado miércoles, entre decoración, tambores y violines, una madre se quedó en ‘shock' al ver como una profesora de su hija le agredía antes de que la música diese el inicio a las fiestas navideñas en un colegio de Inca. La víctima, tras el suceso, se acercó hasta al cuartel de la Guardia Civil de la localidad para interponer una denuncia por agresión a la docente implicada en el caso.
Los hechos ocurrieron en el interior del colegio, en el salón de actos, previo al inicio del concierto de Navidad en el que actuaba la hija de la perjudicada. La denunciante intentó acceder al interior del recinto en el que se habilitaron dos pasillos para dar fluidez al paso de los padres y la mujer intentó pasar entre dos sillas. En ese momento, tal y como relata la denuncia a la que ha tenido acceso Ultima Hora, una de las profesoras que organizaba el acto le impidió el paso y le acusó de colarse. Ante la negativa de la educadora, la madre pidió explicaciones y negó con rotundidad con la cabeza. La respuesta de la denunciada fue agarrarla del brazo y zarandearla hasta expulsarla del salón «de malas maneras y con desprecio».
Acto seguido, la damnificada sufrió «un ataque de ansiedad porque no entendía la actitud de esta señora», comentó la madre. «Aunque pueda entender que se pensase que mis intenciones eran esas, no puedo justificar que una profesora agreda de esta manera a una persona», afirmó. Lo que más sorprendió a la herida fue la actitud con la que la maestra actuó tras la riña. «Cuando le pedía los datos, me faltaba al respeto, hablándome con tono irónico y sin querer ayudar a poner paz a la situación. Me veía llorando y ni se preocupó», mencionó decepcionada.
Tras el suceso, acudió rápidamente a un centro médico para que le atendieran por el cuadro de ansiedad y por el golpe que había sufrido. «No es nada grave, pero en que cabeza cabe actuar así, pierde cualquier ápice de razón que pueda tener», insistió la afectada, que mantiene su firme postura de condenar estos actos en el interior de un recinto escolar.
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Estamos sacando las cosas de contexto y llevándolas hasta extremos realmente patéticos y ridículos. Ya cualquier cosa es agresión. Entonces, si en vez de un leve golpe en el brazo, la agarra del cuello, le mete un puñetazo y la arrastra por el suelo, por lo menos la acusarían de asesinato, digo yo. Por cierto, nótese la imagen. Dice mucho por sí misma.