Líderes militares de todo el mundo siguieron esto avatares con interés y declarando «las características de una forma diferente de guerra terrestre ya son evidentes» y que pequeñas guerras ya están aportando lecciones bastantes importantes. Los drones en sí eran solo una parte del plan de estudio. El resto abarcaba los sistemas de mando, control y comunicaciones que recopilaban información sobre qué atacar, decidían prioridades y las llevaban a cabo. Las comunicaciones vía satélite permiten a los comandantes tácticos ver lo que vieron los drones y alimentarlos con objetivos identificados por otros medios. Este tipo de guerra altamente interconectada es algo que los tecnólogos militares han estado trabajando durante décadas. Sus impulsores imaginan un «espacio de lucha»: partiendo de un campo de batalla anticuado, visto a través de binoculares, bidimensional, de barcos, soldados y tanques, pero extendido verticalmente hasta la órbita y electrónicamente hasta el infrarrojo; y longitudes de onda de radar, en las que los sensores ubicuos puedan pasar información de orientación a todo tipo de «tiradores» a través de redes de información fluidas.
Cuantiosas inversiones han proporcionado a las grandes potencias, principalmente a los estados unidos, y a los aliados del mundo desarrollado, algunas de estas capacidades deseadas para «poder ver y disparar a distancia como nunca antes hubiera sido posible en la historia de la humanidad». Las telecomunicaciones han permitido que los observadores señalen a los tiradores los objetivos que estos no pueden ver. El concepto moderno de crear «cadenas de muerte» se remota 1970. Hoy en día se puede operar por ejemplo con un F-35 que después de burlar las defensas aéreas y disparar municiones con precisión, recopila suficiente información. Esta operativa se complementa con la competencia entre ocultar y encontrar. A medida que las tecnologías se vuelven más asequibles, se propagan. Sin embargo, más importante que su cambio es cómo se usan. Tener algunos drones te permite reemplazar algunos aviones. Tener muchos drones facilita hacer cosas que antes no eran posibles, como establecer sistemas de vigilancia persistentes y de amplio alcance. Incluso los desarrollos fuera de las fuerzas armadas sugieren que la tendencia hacia elementos más pequeños, más baratos y numerosas tienen un largo camino por recorrer.