Se esfuma el mes de enero y con él la 54ª edición del Foro Económico Mundial en Davos. Donde se habla, se habla, …, pero la economía junto con las dificultades y los movimientos geopolíticos en el mundo y en nuestro planeta siguen sus propias tendencias. Estuvieron presentes los conflictos en Ucrania y Gaza, y los dilemas de la inmigración, entre otros. Y también estuvieron presentes las intervenciones de Sánchez y Cuerpo, su nuevo ministro de Asuntos Económicos. Ambos presumiendo de las políticas económicas del gobierno.
Sin embargo, la Fundación BBVA y el Ivie han subrayado los bajos niveles de productividad en nuestra economía. Ésta acumula un retroceso del 7,3% en lo que va de siglo. Y además origina que la distancia entre España y la UE-27 en renta por habitante crezca del 2,4% en 2000 al 14,4% en 2022.
Sánchez podría considerarse como un experto artesano de la evasiva en la gestión política. Se trata además de la esquivez del artista para tomar impulso en el liderazgo de la socialdemocracia. Donde presumiendo de las políticas de su gobierno, esgrime que «hoy los españoles saben que las políticas neoliberales no funcionan».
Sin embargo, en el escenario de este juego y en el de la inversión de 2.400 millones de euros para la ampliación de Barajas, una de sus admiradoras, la señora Díaz carga contra él, esgrimiendo que «no se puede ser ecologista a ratos» y además «estar en la lógica del desarrollo económico del siglo XX».
Asistimos con asombro a las sucesivas puestas en escena entre los actores políticos que van entrando desde sus bastidores. En una obra por escribir de amalgama ideológica y partidista. Donde se intercambia, sin orientación alguna, el centro con el extrarradio, o el tren con el avión. Para Page el PSOE está en el extrarradio de la Constitución. Y para Puente, cada vez cobrando más protagonismo en el escenario, el extrarradio del PSOE es el mismo Paje, por su centrismo. Además, con este protagonismo y como ministro de Transportes, Puente, reprocha, por sus críticas, que Errejón quiera viajar a Buenos Aires o a Hong Kong en tren.
Cuántas dudas arroja la supervivencia de la legislatura durante estos cuatro años que solo están en su inicio. La intriga del guion aumenta ahora que el magistrado Castellón avanza en su plan para excluir de la amnistía a Puigdemont y a Rovira. Y más aún, cuando Turull, con respecto a la «gestión integral de la inmigración» para Cataluña insiste que, en el anverso de la moneda, «integral» significa integral, completa. Lo que implica que en el reverso de la moneda está el «no es no» a que el Gobierno progrese.
La presión migratoria va a ser un asunto clave en las cercanas elecciones europeas. Sánchez excluye de los pactos con Junts, el control de fronteras y la migración irregular. Y éstas están ya incluidas en el cada vez mayor consenso europeo sobre la migración. ¿Qué único sentido, desde butacas, se le puede ver a Junts sino que aquel de la independencia?
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