La Federación de Asociaciones Vecinales de Menorca se queja por los ruidos y vibraciones que el ferri ‘Ciudad de Granada’, de la naviera Grimaldi Trasmed, ocasiona cuando recala en el Puerto de Maó. La Policía Local de Maó ha efectuado sonometrías para comprobar si el ruido que llega a las casas próximas a la zona portuaria, supera los límites legales fijados por las ordenanzas municipales, pero las entidades vecinales reclaman que se cambie de barco. Nada menos. ¡Cómo se fuera cambiar de móvil! Que se cambien ellos de casa, que juraría que el puerto estaba mucho antes de nacer ellos, sus padres y sus abuelos. Desde la naviera se argumenta que llevan 24 años operando con este buque, que antes era de la legendaria Trasmediterránea, sin el menor problema. Y Miguel Pardo, directivo de Grimaldi Trasmed, asegura que «antes de cambiar de barco, cambiaremos de puerto», al margen de recordar que las ordenanzas municipales no son de aplicación en el entorno portuario. Desde luego, si el buque pudiese conectarse a la red eléctrica durante su estancia en puerto, eso le permitiría apagar los motores, con lo que cesarán de inmediato las incomodidades que denuncian los vecinos. Pero para eso la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) debería disponer de ‘cold ironing’, esto es la infraestructura para conectar los buques, cosa que no está prevista hasta dentro de dos años. Esta crisis recuerda vagamente a la del Puerto de Sant Antoni, donde ahora nadie parece querer que operen ferris, aunque todo el mundo aprecia lo que estos traen, siempre que lo desembarquen en otro lugar más alejado, el Puerto de Vila, por ejemplo, aunque esté completamente saturado, como denuncian los estibadores. Y es que lo queremos todo, pero sólo lo bueno. Lo malo mejor que sea para el vecino. Algunos, incluso, no quieren nada de nada. Y hacen mucho más ruido que los barcos de Trasmed en Maó.
Opinión
Puertos sin barco
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