La sede de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni fue este domingo el escenario de la celebración de la jornada Sant Antoni Rural. Una jornada popular que acercó al público la artesanía la música y el baile tradicional ibicenco.
La tradición también dejó espacio para el rock & roll de la banda La Calle, los juegos de Jugueroix y para una gran torrada popular. Sin embargo, la actividad estrella de la jornada fue, sin duda, la celebración de la décima edición del Verro Olímpic. Una edición que en esta edición batió todos los récords de participación con 130 participantes en la categoría infantil y 26 parejas en la desternillante edición para adultos.
Esta ya tradicional competición en la que sus participantes compiten disfrazados consta de distintas pruebas a superar en el menor tiempo posible.
En su edición para adultos, antes de lanzarse a la carrera cada pareja debe beberse un porrón de vino (con opción a cambiarlo por refresco) y dar hasta seis vueltas alrededor de una estaca. La siguiente prueba lleva a los participantes a superar el mareo y una serie de obstáculos de paja para, después, arrastrarse para pasar por el centro de una serie de neumáticos. No faltan las pruebas de fuerza moviendo sacos de algarrobas o una gran rueda de tractor antes de volver a la carrera para superar una montaña de neumáticos. Un trayecto que no culmina la serie de obstáculos del circuito del Verro Olímpic ya que sus participantes también deben atravesar un foso lleno de agua, superar un par de montañas de tierra y correr un tramo convertido en un barrizal.
Siempre compitiendo contra el reloj, los participantes también deben superar retos como cargar con su acompañante en una carretilla y seguir sus indicaciones para superar un circuito con los ojos tapados. En otra de las pruebas de habilidad en equipo un componente del equipo carga con un barreño lleno de agua sobre la cabeza, sentado sobre un palo con dos ruedas del que su compañero tira a lo largo de un recorrido.
Para los más rezagados, la prueba de los aros, que consiste en lanzarlos a una estaca situada a unos metros de distancia gratifica cada acierto con un minuto menos en el cómputo de tiempo final. Sin embargo, una de las pruebas que más carcajadas arrancaría este domingo a la multitud de asistentes fue el kamasutra pagès, en la que cada pareja debe hinchar y explotar un globo con las posturas sexuales más vigorosas posibles.
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