ALFONSO GIL (VALENCIA)
La selección española necesita una victoria ante Austria, el rival de mayor potencial de su grupo, para seguir la escalada hacia la clasificación directa para la próxima edición de la Eurocopa, que se celebrará en el año 2000 en Bélgica y Holanda.

Tras la decepción sufrida con la derrota en Chipre en el primer partido del grupo, que conllevó la destitución del entonces técnico, Javier Clemente, la selección enderezó su rumbo en Israel de la mano ya de José Antonio Camacho, con una victoria imprescindible para mantener las aspiraciones de clasificación.

El España-Austria va a ser el primer encuentro oficial de Camacho ante la afición española, lo que convierte al partido en una gran oportunidad para mostrar el nuevo carácter del grupo, que, por visto, oído y leído a lo largo de la semana, va a afrontar el choque con la única intención de lograr los tres puntos ante el gran rival de España en esta fase clasificatoria.

El liderato provisional de Chipre se entiende como circunstancial y tanto técnicos como jugadores del combinado español son conscientes de que el rival de mayor potencial es el austríaco, por lo que hay que conseguir una victoria que deje clara la teórica superioridad del equipo español.

Para ello, las pocas pistas ofrecidas por Camacho a lo largo de la semana, hablan de un equipo ofensivo, sobre todo en su línea de flotación en el que Guardiola está llamado a líder el equipo por delante del capitán, Fernando Hierro.