EFE - París
Agassi, finalista en 1989 y 1990, logró por fin hacer realidad su sueño y al ganar a Medvedev por 1-6, 2-6, 6-4, 6-3 y 6-4 en dos horas y 52 minutos pudo levantar la Copa de los Mosqueteros y así poder pasar a la historia como el quinto jugador que logra completar el Grand Slam.

Agassi necesitó dos horas y 52 minutos para lograr la victoria después de ir perdiendo los dos primeros sets y ver como su adversario se colocaba a sólo cinco puntos del triunfo. Fueron dos partidos en uno. Primero exhibición de Medvedev que acribilló a Agassi con sus saques y certeros tiros de fondo, y segundo el gran regreso de Agassi, un regreso tan espectacular como el que protagonizó Ivan Lendl en la final de 1984 contra John McEnroe.

Agassi no pudo hacer prácticamente nada en los dos primeros sets. Perdió el inicial en sólo 21 minutos, y el segundo en 32. Medvedev era una máquina a toda velocidad. Pero al igual que hiciera contra Carlos Moyá en cuartos de final (un set abajo y 1-4), Agassi sacó fuerzas de flaqueza, jugó su mejor tenis y ganó el tercer set rompiendo en el décimo. Su transformación se había completado y ahora volvía a creer en la victoria.

Andrei luchó a la desesperada para no perder el título. Medvedev salvó tres puntos de partido, uno de ellos con un «ace», pero no pudo con el cuarto cuando uno de sus golpes de derecha traspasó los límites de la pista. Agassi tiró la raqueta entonces, se volvió hacia la tribuna y levantó los brazos. Después se sujetó la cabeza y comenzó a llorar sin creer lo que había conseguido.

Lourdes Domínguez hace historia al ganar el título júnior
Lourdes Domínguez Lino, de 18 años, se convirtió ayer en la primera tenista española que consigue el título júnior de Roland Garros al vencer en la final a la francesa Stephanie Foretz por 6-4 y 6-4.

En una hora y 20 minutos de gran trabajo físico en la pista uno, la conocida como Plaza de Toros, y a la sexta bola de partido, la jugadora de Pontevedra logró el único triunfo español en esta edición de los Internacionales de Francia.

La jugadora española, que lleva cuatro años en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallès, estuvo apoyada por toda su familia, sus nueve hermanos, y sus padres, aunque en el caso de su madre era la primera vez que ésta veía un partido suyo. «Nunca lo había hecho, ni siquiera me había visto jugar un sólo punto en Pontevedra». El primer abrazo de Lourdes fue para su madre María del Carmen.