Pepe Ferrés, presidente de la ANAM. | Irene G.Ruiz

Falta una semana exacta para la tradicional Ruta de la Sal y todo está a punto para que zarpe la flota desde Barcelona y Dénia en un año muy complicado debido a la crisis, que hace que la participación sea menos numerosa que en anteriores ediciones. A pesar de todo, Pepe Ferrés reconoce que mantiene la misma ilusión de siempre por organizar «la regata más grande del Mediterráneo», aunque asegura que por primera vez se bajará del barco y seguirá la prueba «como espectador».

-¿Cómo se presenta esta nueva edición de La Sal?
-Dentro de como están las cosas, consideramos un éxito estar por encima de los 250 barcos, porque son tiempos muy duros y la prueba es que la mayoría de las regatas están bajando en un 50 por ciento en todas partes. Por eso, tener 105 barcos en Barcelona y 140 en Dénia pensamos que es una buena cifra. Es más, creo que, con todo lo que está cayendo, es un milagro.

-¿Han habido más problemas además del económico?
-Sí. Los preparativos a falta de una semana están yendo bastante bien, pero es cierto que nos encontramos problemas por todos los lados, aunque los vamos solucionando poco a poco. Además del tema económico ha influido del tema de la estabilidad política, que está también en el aire. En Balears, por ejemplo, ha desaparecido el Inestur y, ahora, el Ibatur, lo que nos ha afectado en cierta medida. Sin embargo, seguimos contando con los fondos del Consell y del Ayuntamiento de Sant Antoni.

-Es el segundo año en el que la regata se dirige al puerto de Sant Antoni, ¿hay opciones de que la flota vuelva a recalar alguna vez en el de Ibiza Nueva?
-Lo veo bastante difícil. Hay unas obras rarísimas en Ibiza Nueva (ahora Marina Ibiza). Además, quebró la que era su propietaria y ahora hay otra empresa y no sé muy bien cuál es su futuro. De todas formas, estamos muy contentos con Sant Antoni porque el puerto es maravilloso y el Ayuntamiento apoya la prueba. También se firmó un convenio por cinco años, por lo que no sé si regresaremos a Ibiza Nueva.

-Hay otra vez cambios en la Versión Norte, ¿cómo se prevé este año la navegación?
-Este año la salida no será desde el puerto de Barcelona sino desde Port Ginesta, que es desde donde salieron las primeras ediciones. Eso hace que el recorrido pase a ser de 142 millas y que se pueda salir más tarde. En cuanto al tiempo, para esas fechas (1 al 4 de abril) se prevé anticiclón, por lo que se espera una regata lenta.

-Son muchos años al frente de la regata, ¿la ilusión es la misma que en los primeros años?
-Por supuesto. Es ilusionante organizar la regata más grande del Mediterráneo. He sido el presidente de la ANAM en todas las ediciones anteriores, pero si no estoy yo no pasará nada y La Sal seguirá con otra persona al frente. Este año, además, es la primera vez que seguiré la prueba como espectador, sin estar en el agua, y me representarán José María Ballesta, desde Barcelona, y Marc Miravelles, desde Dénia.