Vivancos, en lo más alto del podio tras proclamarse campeón nacional en los 60 vallas de pista cubierta el pasado domingo. | KIKE TABERNER

Muchos son los que piden un deseo tras las 12 campanadas de fin de año. Otras costumbres incluso hablan de pedir uno por cada segundo en ese instante tan señalado en el calendario. No todo el mundo ve cumplidas sus peticiones, pero hay un deportista que parece que sí: Felipe Vivancos Ruiz (Eivissa, 16-06-1980). Y es que el ibicenco ya puede presumir de tener tantas medallas de oro en el Campeonato de España absoluto como campanadas se producen en fin de año. Menudo fenómeno.
Todo comenzó el 21 de julio de 2001, en Valencia. Entonces conquistó su primer título nacional absoluto al aire libre en la prueba de los 110 metros vallas, celebrada en la Pista Jardín del Turia. «Corría Montesinos, un buen amigo con el que llegué a vivir un tiempo y que había ganado los últimos campeonatos. Recuerdo que me tocaba hacerme mayor y lo hice», comentó ayer el del Club Atletisme Pitiús sobre su estreno.
Ahí comenzó el legado de Felipe Vivancos, que hizo doblete los cuatro años siguientes: 2002 (Salamanca), 2003 (Jerez), 2004 (Almería) y 2005 (Málaga), al aire libre; y 2002 (Sevilla), 2003 (Valencia), 2004 (Valencia) y 2005 (Madrid), en pista cubierta. «Hasta que llegó Jackson Quiñónez no hubo nadie que me ganara en los nacionales», afirma el ibicenco, que pasó de ganar un año tras otro a quedar segundo continuamente con la aparición del hispanoecuatoriano. De hecho, en 2005 había llegado a afirmar en Ultima Hora Ibiza: «Teniendo en cuenta que parece que no hay rivales que puedan amenazarme, podré ganar unas diez medallas. Me conformo con superar los títulos de Javier Moracho y Carlos Sala», que lograron ocho y siete, respectivamente.

La irrupción de Quiñónez
«Fue duro de aceptar que se nacionalizara un extranjero y te amargara un poco la existencia, pero eso me hizo más fuerte. En esos años él era un finalista olímpico y mundial, que no es ninguna tontería», explica sobre la aparición de Quiñónez. «Luego, tuve la mala suerte de lesionarme. Perdí todo el año 2008 y casi todo 2009. Afortunadamente, me recuperé y, con el cambio de entrenador, veo todo más positivo. Ya estamos cerca de las marcas que me hicieron subcampeón de Europa en 2005», agrega el ibicenco.
Su ambición y capacidad de sacrificio le condujeron de nuevo al triunfo el año pasado. Felipe Vivancos volvió a hacer doblete y, por fin, acabó con la hegemonía del hispanoecuatoriano. «Me puse contento. Que siempre te estén dando caña no te gusta y no te queda otra que prepararte para el siguiente campeonato. Tuve la satisfacción de brillar de nuevo en España», apunta el del CA Pitiús, que, eso sí, ya le resta cierta importancia a las coronas nacionales: «A uno siempre le gusta ganar, pero lo que nos interesa y nos hace más ilusión son los Europeos y Mundiales. Especialmente los Europeos, porque es donde realmente tienes posibilidades de hacer algo importante».
El vallista ibicenco cree que todavía no ha tocado techo: «Espero dejar el listón todavía un poco más alto y rebajar mis marcas. En pista cubierta llegué a ser subcampeón de Europa, pero al aire libre nunca lo he hecho bien. Donde sí que lo hice bien fue en los Juegos Olímpicos de 2004, que llegué a semifinales, siendo el segundo mejor blanco. Es muy complicado ganar a los de raza negra. Creo que puedo hacer muchas cosas todavía». Que así sea.

La victoria en Almería'04 y en los Juegos del Mediterráneo, lo mejor
Para Felipe Vivancos no es fácil elegir un momento concreto de su carrera, pero, ayer, lo hizo. En lo que a las 12 medallas nacionales se refiere -independientemente de las de categorías inferiores-, se queda con la de Almería'04: «Poco antes había participado en el Mitin de Vitoria, en una pista buenísima. Batí el récord de España y logré la mínima olímpica, pero un error en la 'photo-finish' lo invalidó. Así pues, a la semana siguiente asistí a L'Hospitalet a competir con varios cubanos para buscar la mínima y me lesioné. Tuve el pie en alto todo el fin de semana y me entrené como pude la siguiente. Corrí vendado el Campeonato de España y me marqué un 13.49 en la final, que no se había hecho desde la época de Moracho. No batí el récord nacional por poco, pero me clasifiqué para los Juegos Olímpicos». A nivel internacional, destaca el Europeo de Madrid, donde quedó segundo, y, sobre todo, los Juegos del Mediterráneo. «Los recuerdo muy bien porque se petó el estadio de Almería. No llegaba ninguna medalla de oro y vino el príncipe Felipe a ver la competición. Hice un 13.52 y gané. Se montó una impresionante en el estadio. Todo el mundo esperaba que ganara y, cuando me entregó la medalla el Príncipe, me dio un subidón», recuerda.