David de Pablos y Julio César en una acción del partido.

El joven debutante Samuel Zapata evitó ayer, sobre la bocina, la derrota de la Peña Deportiva en el primer derbi de la temporada ante un San Rafael que se adelantó en el minuto 87 por mediación de Adrián Ramos y que perdonó a su rival después de que David de Pablos fallara un penalti en la primera mitad.
Un Municipal hasta la bandera fue testigo de un clásico con todas las de la ley, al que le faltó el juego fluido y los detalles de calidad y al que le sobraron, como de costumbre, los malos modos y la brusquedad. La nota negativa del choque, además de la fractura de nariz de Pedro Moreno -tuvo que ser sustituido en el minuto 27 tras sufrir un golpe en el rostro-, fue una lamentable tangana ocurrida en el túnel de vestuarios protagonizada por futbolistas de ambos equipos, en la que tampoco faltó una fuerte discusión entre los delegados de ambos equipos -Romero y Pepe Maci-.
El partido, como decía, careció de fútbol y estuvo salpicado por un penalti, una expulsión y dos goles cuando la grada ya miraba el reloj, ansiosa por marcharse a cenar.
La primera mitad fue de claro color azulón. Las bajas en el bando de Ormaechea -José Luis, Grimaldo, Pomar y Franco- parecían quedar bien cubiertas por jugadores como Paco Maline, que ayer se estrenaba con su nuevo equipo sin apenas entrenamientos; o por el delantero Carlos Fernández, guerrillero como pocos con la zaga rival.
Las dos ocasiones más claras para el San Rafael tuvieron un lapso de un minuto; primero De Pablos acarició el poste en un libre directo y, a continuación, el mencionado Carlos estrelló el cuero en el larguero al rematar de cabeza un gran servicio de Maline (min. 14).
La réplica por parte de la Peña llegó en las botas de Bauti, que suplía la sensible baja de Edu Moral, ausente por problemas de rodilla. La 'bestia' aprovechó un mal despeje de la zaga, pero cruzó demasiado ante la salida de Seral, que volvía al once 'rafeler' (min. 17).
La lucha de poder por controlar el encuentro la estaba ganando el equipo local, incluso después de perder a uno de sus mejores soldados, Pedro Moreno, cuando aún no se había cumplido la primera media hora de juego. La precipitada entrada de Iván Guzmán, que regresaba tras varios meses lesionado, apenas varió el guión de un encuentro que entraba en una fase bronca, con escasa circulación de balón y demasiado pelotazo.
Apareció el joven catalán antes del descanso en unas de sus internadas por banda derecha. Ya en el área, centró el balón buscando la testa de Carlos, pero Rubén Martínez lo interceptó con la mano. El colegiado no dudó en pitar pena máxima. De Pablos cogió un metro de carrera y Moro le adivinó la intención con una precisa estirada (min. 40). No sería su última intervención salvadora.
La segunda mitad comenzó con una Peña más agresiva. Onrubia volvió a confiar en Pepe Bernal como revulsivo y Mario le dio la batuta atacante a Adrián Ramos, otra de las novedades del encuentro. El '9' del 'Sanra' demostró en pocos minutos que con cabeza y salud puede salirse en la Tercera balear. Nada más ingresar, cruzó demasiado el balón tras zafarse por velocidad de sus centrales. Pudo marcar a continuación en un uno contra uno que detuvo Moro tras un pase magistral de De Pablos (min. 73).
Pero a la tercera fue la vencida. El punta ibicenco controló con el pecho un balón rebotado en la frontal del área. Sin dejarlo caer y a la media vuelta enganchó un derechazo imparable que desató la locura en la parroquia local (min. 87).
Entre encontronazos y rifirafes se llegó al minuto 90. La Peña, con uno menos tras la expulsión de Rubén, gozó de un primer saque de esquina peligrosísimo y, tras el segundo, empató el partido por mediación de Zapata, que cruzó con potencia un balón desde el vértice derecho del área (min. 92). Con el gol acabó una batalla que tuvo su réplica en el túnel de vestuarios. Amenazas, zarandeos y empujones pusieron fin a otro derbi explosivo.

El Ambiente
Tensión máxima, por Rubén J. Palomo
Cierto que el derbi se estaba calentando en exceso y que los dos goles en los cinco últimos minutos no ayudaron a calmar el ánimo de los jugadores, pero lo sucedido en el túnel de vestuarios fue deplorable. Según los testigos, el expeñista Piquero se equivocó de vestuario y algunos jugadores aprovecharon para arrinconarlo. A continuación, golpes y empujones que propiciaron la llegada de una pareja de la Guardia Civil. El veterano masajista 'Parrita' recibió una patada en medio de la trifulca mientras Pepe Maci y Romero, delegados de ambos equipos, se dedicaban todo tipo de improperios ante la atónita mirada de la Benemérita. Un espectáculo que empañó el excelente ambiente que se vivió en las gradas del Municipal, donde se citaron más de 700 espectadores de uno y otro equipo. El club anfitrión había preparado la fiesta con la presencia de un 'mariachi' que amenizó el prepartido y el descanso interpretando, con gusto, clásicas rancheras. Pero sobre el césped no estaban para verbenas y la rivalidad existente entre ambos equipos tuvo ayer un repunte bochornoso.