Las lesiones son el peor adversario para cualquier deportista. Atletas como Felipe Vivancos pueden dar fe de ello, máxime cuando la dolencia presenta complicaciones que nunca acaban de desaparecer. Una circunstancia similar es la que ha padecido este último año la joven promesa del medio fondo insular Atteneri Tur.

El pasado 2 de julio, mientras disputaba el 1.500 del Campeonato de España sub 23, vio truncada su carrera. Una lesión de espalda obligaba a la atleta del CA Pitiús a parar durante más de seis meses. «Al final todo apunta a que la lesión ha sido provocada por un problema biomecánico», indica la atleta de 21 años. Campeona de España júnior en 3.000 metros, bicampeona absoluta de Balears (1.500), tercera en el nacional promesa (3.000), internacional con España en el último Europeo de cross de su categoría. Atteneri apuntaba lejos antes de la lumbalgia.

A través de un amigo, contactó con importantes especialistas de Barcelona que le acercaron soluciones a su problema. «He progresado muy bien con ellos y noto pequeñas mejorías. Ahora estoy a la espera de que me manden unas plantillas y ver si realmente ése es el problema, como parece», añade.

El año para la atleta afincada en Calvià ha sido «muy duro», pero poco a poco va caminando firme hacia la luz. «Durante los primeros meses nadie me decía nada y ya no sabía hacia dónde tenía que ir porque no podía entrenar. Pero gracias a este amigo, que me ha apoyado desde el primer momento y me ha acercado a estos médicos, ahora afronto el futuro con muchas ganas de poder entrenar».

Atteneri está dejando atrás el oscuro túnel de las lesiones. El pasado lunes entrenó por espacio de 35 minutos sin sentir dolor. «Tengo mucha ambición de cara a la temporada que viene. Quiero ir paso a paso porque lo primero es poder entrenar al máximo nivel y sin dolor, pero si todo va bien, intentaré volver al mismo nivel que estaba, aunque sé que no será fácil. Tengo muchísimas ganas y espero poder dar muchas más alegrías al atletismo balear».