El peñista Aitor encara a Marc Rojals en un instante del partido de ayer en Santa Eulària.

PEÑA DEPORTIVA: 0

LLOSETENSE: 1

Castigo excesivo para la Peña, que sufrió su segunda derrota como local, en el último partido del año. Sin jugar bien, el equipo de Ormaechea mereció más ante un Llosetense menor. El equipo mallorquín, con un plantel para luchar por las primeras posiciones, recurrió al autobús y, con un planteamiento cicatero, sacó petróleo de una jugada a balón parado.

Los locales, con números históricos en la primera vuelta, regalaron 45 minutos. «Ritmo, ritmo», gritaba el técnico peñista en la banda, viendo la empanada general, con los centrocampistas desajustados, los delanteros desacertados y con algún despiste defensivo. El equipo local fue incapaz de hilvanar una jugada de ataque en la primera parte y se limitó al juego directo.

Los visitantes se colocaron pronto con ventaja en una acción a balón parado, aprovechando la inteligencia de Sergi Rojals y la pasividad del conjunto peñista. Fue el único remate a puerta de los de Lloseta en todo el encuentro. Suficiente.

Se esperaba la reacción del líder y llegó en la segunda parte. José Luis estuvo cerca del empate con un gran zurdazo desde fuera del area. Pando se llenó de balón cuando estaba en una posición inmejorable. Rubén Martínez, de chilena, y Aitor, en un lanzamiento de falta, también rozaron el gol en la reanudación, con el conjunto local volcado y con el cuadro mallorquín renunciando al balón. Los visitantes estaban más preocupados de tapar vías de agua. Ormaechea buscó más desborde en banda con la entrada de Aitor y, sobre todo, De Pablos. La Peña volcó todas sus acciones por la izquierda. De las botas del centrocampista vasco llegó todo el peligro, con sus centros medidos y sus lanzamientos desde la esquina.

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