Los jugadores del Portmany posan en el césped artificial de Can Misses al término del encuentro. | German G. Lama

El Portmany vuelve a ser el rey. Bajo la batuta de Vicente Fernández, el equipo de Sant Antoni ha recuperado el trono insular al hacer cumplir ayer la lógica en Can Misses, donde se deshizo sin necesidad de alardes de un pobre Atlético Isleño B. Los ‘vileros’ se llevaron una ‘manita’ en un partido trámite. Las tareas habían quedado hechas la semana pasada, en casa, contra el Puig d’en Valls, que se ha tenido que conformar con una más que meritoria segunda plaza.

El equipo de Vicente Fernández no precisó de un fútbol espectacular para llevarse los tres puntos. La calidad de Bonilla fue un arma más que suficiente para llevar a cabo su misión. El ‘exrafeler’ firmó un ‘hat-trick’ y fue el encargado de abrir el marcador. Hasta entonces, es cierto que hubo escasos acercamientos de peligro y nervios, propios de un duelo en el que fallar habría pasado una factura demasiado alta.

En el minuto 33, Bonilla remató a placer un centro de Mounir para romper el ‘cerocerismo’. Los locales reclamaron un posible fuera de juego, pero el tanto subió al tanteador y los rojillos se quitaron un gran peso de encima. A partir de entonces, la presión desapareció como por arte de magia y los pupilos de Vicente Fernández fueron una apisonadora que pasó por encima de los azulones como si nada. El propio Bonilla y Txiqui pudieron ampliar el marcador a falta de cinco minutos para el descanso, pero el portero y el larguero lo impidieron en una doble ocasión. Cuando parecía que se llegaría al descanso con ventaja mínima para los visitantes, Diego recibió el balón en profundidad, aguantó el cuerpo a cuerpo con Ayoub y definió de disparo raso para poner tierra de por medio. El 0-2 se produjo en la última acción del primer tiempo. Golpe psicológico.

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