Instante en el que Ayrton transforma el 1-0 al rematar de cabeza un córner botado por Salinas.

La Peña Deportiva echó mano de uno de sus numeroso recursos para adjudicarse un encuentro con aires de grandeza ante el sólido Alcùdia (3-2), resultado que le sirve para consolidarse en la segunda posición y mantener su condición de invicto por octava jornada consecutiva.

El equipo de Mario Ormaechea fió su victoria a la estrategia, un arma que trabaja denodadamente el preparador catalán, para derrumbar la fortaleza del conjunto de Pep Barceló, una escuadra con muy buenos mimbres que peleará por repetir presencia en el próximo play off de ascenso. Ayrton, que firmó su primer doblete con la elástica blanca, y Borja Pando sellaron de cabeza el cuarto triunfo de los peñistas en Santa Eulària, de donde no ha volado un solo punto.

La sólida estructura tejida por el Alcùdia ofreció pocas fisuras y tuvo que ser a balón parado como plasmara su dominio el colectivo ibicenco. A los 10 minutos, Salinas inició su carrusel de asistencias de gol con un saque de esquina que cabeceó Ayrton en el primer palo para abrir el marcador. El leonés apareció como un obús en el área pequeña y su remate fue inapelable.

El tanto dio un poso de tranquilidad en el equipo. José Luis y Pando asumieron cierta jerarquía en la medular y la Peña protagonizó minutos de buen manejo de balón con algunas jugadas de tiralíneas. Pero su adversario no arrojó la toalla y dio un paso al frente. Comenzó el Alcùdia a poner en apuros a la retaguardia pitiusa, hasta que una jugada enrevesada en los dominios de Seral acabó en un riguroso penalti de Rubén Martínez sobre Ripoll que él mismo se encargaría de transformar (min. 31).

El músculo de los mallorquines ganó peso en el centro del campo, y la Peña se olvidó de combinar dando paso a un fútbol directo que en poco o nada le benefició. Aún así, dispuso de dos buenas ocasiones para avanzarse; la primera en un disparo raso y ajustado de Salinas que detuvo Pedro tirando de reflejos (32’) y la siguiente poco antes del descanso, cuando el ‘11’ de los deportivistas perdonó un clamoroso error del portero rival tras un pelotazo de Javier Seral que cruzó todo el campo.