José Carlos Moreno recibe la entrada de un jugador visitante.

PEÑA DEPORTIVA: 2

AT. RAFAL: 1

Treinta minutos de total y absoluta oscuridad. Treinta minutos en los que la Peña, lenta e imprecisa, no supo –o no pudo– romper la telaraña táctica defensiva que había tejido inteligentemente el Atlético Rafal y que impidió a los de Mario Ormaechea tirar una sola vez a puerta en ese tiempo. Pero, desde el primer minuto, cuando Baena recibió la amarilla para detener un ataque rival tras una propia imprecisión, parecía que el partido se podía envenenar. Y así fue porque, a pesar de ser superior en la totalidad del encuentro, el conjunto mallorquín estuvo a punto de igualar la contienda en el 94 tras una falta al borde del área que despejó a córner Moro.

La Deportiva tuvo la posesión. Sin embargo, los visitantes sabían a lo que jugaban. Entendían que no podían disputar el balón a la Peña, así que optaron por un fútbol directo. En el centro de la delantera, Bote, un nueve corpulento y luchador, hacía de intermediario para la segunda línea que, sin embargo, tampoco lograba inquietar la meta defendida por Moro. Ormaechea, que sabía por dónde iban los tiros, pedía constantemente al árbitro que tuviera el cuenta el tiempo que se perdía.

Así llegó el momento en el que, posiblemente, cambió la cara a la primera parte. Minuto 29. Una falta cercana al área del Rafal, una jugada de estrategia perfectamente ejecutada y una parada antológica de Isma a disparo de José Luis que evitó que la Peña se adelantara en el marcador. Sonó el despertador en Santa Eulària y el cuadro peñista se vino arriba. Entre el minuto 30 y 35, la banda derecha fue un puñal que hizo que el equipo mallorquín retrocediera varios metros, pero unas veces Isma y otras la fortuna salvaron a los pupilos de Daniel Gómez, que vieron cómo su planteamiento inicial se iba al traste.

Sólo Baena, en un mal despeje de cabeza hacia su propia puerta, les hizo respirar un poco ante el asedio deportivista. Sin embargo, el marcador al final de los primeros 45 minutos iba a ser el mismo que al inicio del partido: 0-0. Nadie sabe qué les dijo Ormaechea tras el descanso, pero su equipo salió enchufado, sobre todo por la banda izquierda, en la que Verdú había encontrado un pasillo. De esta forma, el Rafal se dedicó a fajar y esperar su oportunidad ante el vendaval ofensivo de los santaeulalienses.

Aguantaron 21 minutos. En el 66, un saque de esquina ejecutado por Ramiro lo remachó con la cabeza Verdú al fondo de las mallas y, siete minutos después, Ángel, de precisa vaselina –en una jugada en la que el Rafal pidió fuera de juego– anotó el segundo. Pero los mallorquines venderían cara la derrota.

En el 83, un despiste en defensa propició una jugada por banda derecha que aprovechó Donolt para reducir distancias. El gol espoleó los ánimos de los visitantes, que veían factible puntuar en uno de los campos más difíciles de la Tercera División balear a pesar de la expulsión por doble amarilla de Josele en el minuto 86 por una terrible entrada a Verdú.

Con opciones

Los mallorquines llegaron al último minuto con posibilidades de empatar gracias a una peligrosa falta en las inmediaciones del área local. Ormaechea, que en la primera parte pedía al árbitro que congelara el tiempo, ahora pedía la hora. Donolt, que ya había perforado la red de la Peña minutos antes, fue el encargado de meter el miedo en el cuerpo de los locales. Lanzó magistralmente una falta que convirtió a Moro en el inesperado héroe de la noche, salvando dos puntos que pueden ser de oro para las aspiraciones de la Peña esta temporada.