Los pronósticos se cumplieron y el derbi pitiuso entre el Formentera y la Peña Deportiva fue como la gran mayoría: insulso y poco vistoso. Ni siquiera el hecho de que los dos equipos estuvieran en lo más alto de la tabla clasificatoria hizo que cambiara el guión. Tampoco ayudó mucho el planteamiento ultradefensivo de Mario Ormaechea, que varió su sistema habitual para retirar un delantero, dejando solo a Piquero en punta, y fortalecer su defensa.

El primer tiempo, sobre todo, fue para olvidar. Con los dos equipos más preocupados de no cometer errores que de atacar, las ocasiones de gol brillaron por su ausencia. Los rojillos llevaron la iniciativa –a ello ayudó también el hecho de contar con el viento a favor, todo sea dicho– y, como casi siempre, fueron los dueños de la posesión de balón. Sin embargo, delante tenía una Peña rocosa, sólida como nunca, que se dedicó a tapar los huecos y a desbaratar cualquier conato ofensivo rival.

La única ocasión de estos primeros 45 minutos, en la que los visitantes reclamaron un posible penalti sobre Rafa, la tuvo el cuadro de Luis Elcacho, que por algo era el que buscaba el gol. Mourad lanzó de manera soberbia un libre directo y el balón se estrelló en la cruceta cuando la grada cantaba gol. Torres no podía hacer nada, porque la parábola que realizó el esférico era imparable.

La segunda parte

En la segunda parte, el decorado no cambió demasiado a pesar de que los peñistas tuvieron entonces el viento a favor. La batalla continuaba en el centro del campo, donde ninguno de los dos contendientes era capaz de crear debido a la continua presión defensiva existente. Tuvo que ser una acción a balón parado la que desequilibrara el marcador. En el minuto 72, una falta botada por Ramiro la remató Rubén Martínez al fondo de la red, silenciando así la grada.

Los locales, lejos de bajar los brazos, buscaron la igualada. Y la consiguieron. Curiosamente, también fue a balón parado, una faceta en la que no se prodiga el cuadro rojillo. Jorge Brazález, delantero firmado en el mercado invernal precisamente para poner fin a la sequía goleadora y a las carencias en el juego aéreo, cabeceó a la perfección una falta botada por Mourad para hacer el, a la postre, definitivo 1-1.

Ya no hubo tiempo para más. Ni ocasiones ni aproximaciones de peligro. Eso sí, el Formentera, al menos, empujó hasta el final ante una Peña que se conformaba con el punto, suficiente para seguir en lo más alto de la tabla.