Pilar, ayer en el aeropuerto de Eivissa, muerde su medalla mientras posa con un ramo de flores que le regaló su pareja. | DE

Pilar Escandell (Eivissa, 12-10-1984) aterrizó ayer en la isla procedente de Moscú, donde consiguió la medalla de bronce en el Campeonato del Mundo por equipos nacionales. La ibicenca desempeñó un papel fundamental en la consecución del primer metal de la historia de España en esta modalidad deportiva. Su éxito ha hecho que el mismo Comité Olímpico Español (COE) se replantee la presencia del equipo de tenis playa en los Juegos del Mediterráneo después de haber comunicado recientemente a la ibicenca que este deporte no tendría representación española en Pescara.

—¿Ha asimilado ya la consecución de una medalla en un Campeonato del Mundo?
—Cuando ganas, sientes una emoción increíble que te lleva a las nubes. A medida que van pasando los días lo vas asimilando un poco más. Aún no soy del todo consciente de lo que hemos conseguido como equipo y también como jugadora.

—¿Qué sintió cuando el dobles masculino consiguió el punto de la victoria?
—Pensaba que saltaría a la cancha como una loca a abrazar a mis amigos, pero respeté su momento. Habíamos conseguido medalla, pero ellos acababan de ganar a una pareja brasileña que está entre las cinco mejores del mundo y también era un reto personal tremendo para ellos. Me relajé, respiré y, cuando ya estaban más tranquilos, nos abrazamos todos y saltamos como locos.

—¿Se le colapsó el móvil de felicitaciones?
—Yo soy un poco desastre con eso de los móviles e internet, pero estaba en plan ‘oye, no me llaméis, porque tengo la tarjeta de embarque en el móvil y me da miedo que se apague’. Mis amigos y familia están como locos.

—¿Cuánto ha tenido que trabajar para llegar hasta aquí?
—Llevo jugando a esto ocho años. Fui jugadora de tenis profesional y dediqué mi infancia y adolescencia a ello. Luego, comencé con el tenis playa a modo de hobby. Fui jugando torneos y ganando campeonatos de España. En algún Europeo hicimos una tercera posición y en un Mundial fuimos quintos. Lo tenía como una afición, pero, el año pasado, llegué a la final de un torneo importante en Venezuela y pensé en trabajar más en serio. Llevo un año haciendo mucho físico con Joan, mi entrenador personal, y trabajando duro.

—Obviamente, el esfuerzo ha merecido la pena, ¿no?
—Sí. Nos esforzamos tanto que si no conseguimos algo nos sentimos derrotados y desilusionados, pero, cuando consigues una medalla, se te olvida todo. Sólo te acuerdas de lo bueno y no de lo malo. Evidentemente, merece la pena el esfuerzo y trabajar. Si se consigue algo, mejor. De lo contrario, a seguir trabajando.

—¿Cómo se compagina esto con su día a día?
—Yo, normalmente, suelo hacer dos o tres sesiones físicas a la semana y monto una vez por semana la pista en Cala Llonga. No puedo entrenar más, aunque me gustaría. Aprovecho muchos torneos y viajes para jugar con gente y entrenar. Se compagina con la vida sentimental, con los amigos y con todo. Al final se trata de disfrutar. Cuando se disfruta de algo, siempre sale bien, y eso es lo que me está pasando con el tenis playa.

—¿Cree que esto servirá para impulsar el tenis playa?
—Lo vamos a intentar. El tenis playa está creciendo como la espuma en países como Brasil e Italia. En España está un poco retrasado para no variar. Ahora estamos un poco mosqueados porque estamos invitados a los Juegos del Mediterráneo, en Pescara, y el COE me dijo el otro día que no había dinero y sólo irían algunos deportes. Les pregunté qué criterio siguieron. Después de este resultado, nos han llamado y van a apretar para llevarnos. Hay un buen equipo nacional y debemos tratar de conseguir todas las medallas posibles.

—Tiene por delante un torneo G1 y el Mundial por parejas. ¿Qué papel pretende realizar?
—La verdad es que vengo un poco cansada y tocada. Llevamos compitiendo desde el martes a diario sin parar y a niveles de exigencia máxima. Me duelen los brazos, la cabeza... todo. Me voy el jueves, así que quiero descansar bien estos días. El tenis playa es algo muy mental. Un día estás muy bien y otro vas a la calle de primeras. Pasa en todos los deportes. Soy consciente de que eso puede pasar, por lo que soy humilde. Cuando voy a un partido, pienso que voy a perder. Si gano, mejor. Si pierdo, a trabajar para la competición siguiente. Por quedar tercera del mundo no voy a los torneos como si fuera a ganar. Voy con esa mentalidad, pero con el pensamiento de que puedo perder.