Una imagen aérea de un grupo de corredores, ayer en Sant Antoni. | Toni Escobar

La decimotercera edición de la Vuelta Cicloturista a Ibiza Campagnolo terminó con un agradable sabor de boca tras tres días de ciclismo bajo el sol otoñal en una isla volcada con un evento clásico en el deporte ibicenco. Una vez más, la buena climatología hizo las delicias de los participantes, especialmente de los foráneos, poco acostumbrados a las bondadosas temperaturas –casi siempre por encima de 20 grados– de este puente.
Ése es el caso Peter White, un bombero irlandés que ha regresado a la Vuelta a Ibiza después de unos años de ausencia por motivos laborales. O de Michael Tutsch, un austriaco que reside desde hace años en Cala Vedella y que se ha animado a participar en la ronda cicloturista sobre asfalto tras algunas incursiones en la Vuelta a Ibiza en BTT. «Es el sexto año que vengo y estos recorridos son fantásticos», indicó risueño Pello Mauleón, de Campagnolo, mecánico que durante la Vuelta ha cambiado las ruedas de los damnificados por pinchazos o caídas. En su Euskadi natal, Pello, hermano del exprofesional Javier Mauleón, no está acostumbrado a días tan soleados a estas alturas del año.
Los 280 corredores inscritos en la ronda completaron un recorrido por terrenos variados durante la tercera etapa, que siempre buscó el norte en la primera mitad de la ruta –hasta llegar a Cala Sant Vicent y Benirràs– para descender de nuevo a Sant Antoni, vía Sant Miquel, Santa Gertrudis y Sant Rafel. Hubo subidas por vías de asfalto descarnado. Tocó sufrir en las zonas de Cala Mastella, sa Cala o el Port de Sant Miquel. En la cronometrada de sa Cala se escapó José Márquez, distanciándose de Vicent Roig lo suficiente como para asegurarse la victoria en la general por sólo 33 segundos. David Checa pudo con Miquel Carrió y se subió al tercer lugar del podio. Al acabar el pedaleo, una barbacoa sirvió para entregar los premios de la ronda, despedir a los bikers y agradecer el esfuerzo del centenar de voluntarios que, un año más, hizo posible el evento deportivo.
Mayalen Noriega, vencedora femenina con un tiempo global de 1h52’33’’ por delante de Sandra Santanyes (1h59’20’’), lo definió perfectamente: «Los organizadores de IbizaSport nos miman tanto que es un placer venir a mezclar turismo, paseo ciclista y un poco de competición». «Esta isla es insuperable en BTT», continuó la campeona de mountain bike, que añadió que «tiene rincones maravillosos para recorrerla en bici de carretera». «En Semana Santa vuelvo seguro a sudar con la bici de montaña», sentenció.
Fidelización
Así, poco a poco, se van fidelizando los participantes. Como Ferrán Ramon, un catalán que lleva una década sin faltar a la Vuelta. El sábado apareció con un maillot de la edición de 2005. Fue su homenaje particular al añorado Bartolo Planells, al que le unía una buena amistad. «Éramos muy amigos. Bartolo era un gran tipo con el que daba gusto hablar de ciclismo», comentó Ferrán, que ahora acude con su sobrino Xavi a la Vuelta a Ibiza. La isla es para él un viaje obligado cada vez que llega octubre. Estos días deja aparcadas las carreteras del Montseny y Montserrat para pedalear en la mayor de las Pitiüses.