Winde cae al suelo después de perder la pelota en un lance del encuentro. | Toni Escobar

PEÑA DEPORTIVA: 3

ALARÓ: 2

Heroico. Así fue el triunfo de la Peña Deportiva en la tarde de ayer. El equipo peñista lo tenía todo de cara para asentarse en la zona de play off y poner tierra de por medio con respecto a sus más inmediatos perseguidores por los resultados de la jornada. Encima, recibía al Alaró, un conjunto que coquetea con la zona de descenso, en un campo de Santa Eulària donde ningún conjunto visitante ha salido vencedor esta temporada. Pues ni con el mejor de los panoramas lo tuvo fácil el cuadro de Dani Mori, que tuvo que realizar una auténtica gesta en la recta final para evitar la derrota. No en vano, perdía por 1-2 a falta de nueve minutos para la conclusión. Ver para creer. Sin embargo, a base de casta y orgullo cumplió su objetivo, una remontada que le introduce en la zona noble de la tabla.

Hasta el ecuador de la primera parte no se vio prácticamente nada. Winde reclamó un posible penalti de Biel al cuarto de hora de juego y tanto David Camps como Juanma remataron con gran desacierto un par de acciones en el interior del área. Nada destacable.

Fue entonces cuando Winde requirió su cuota de protagonismo. El senegalés recibió un buen pase de Pau Pomar en el área, recortó a su defensor y, sin apenas ángulo, superó al portero. Cuando todos cantaban gol, apareció Guasp para despejar el balón sobre la misma línea. No tardó mucho en desquitarse el atacante peñista. Al filo de la media hora de juego, el delantero aprovechó una indecisión defensiva para marcar en la misma posición y con el mismo tipo de disparo que antes. Esta vez no había nadie en la portería para evitar el que supuso el 1-0 de una primera mitad en la que el Alaró sólo probó fortuna en una ocasión, pero con peligro, pues Vinicius se sacó de la chistera un disparo envenenado que golpeó en la parte superior del travesaño.

En la segunda mitad, el partido dio un giro inesperado. Bravo marcó uno de los goles de su vida con un lanzamiento desde el vértice del área que se coló por la escuadra más lejana ante la estéril estirada de Torres, que nada pudo hacer para evitar el empate al cuarto de hora de juego.

La diana, ésa con la que nadie contaba, cambió el decorado. Los mallorquines recibieron una inyección de moral con efecto inmediato. Estiró sus líneas y presionó a una Peña Deportiva que vio cómo se le complicaba la existencia de manera inesperada. Dani Mori movió piezas rápidamente y lo hizo a la perfección. Ramiro y Pando, que participaron activamente en el resto del choque, entraron por Clyde y Claverías al mismo tiempo.

Sin embargo, una falta lejana botada casi desde el centro del campo la cabeceó el más pequeño del terreno de juego, Vinicius, al fondo de las mallas. Increíble, pero cierto. Era el minuto 71 y el cuadro de Dani Mori iba por debajo en el marcador. El cuadro de Francisco Chichi Soler estaba cerca de dar la campanada, una más de esta jornada, y convertirse en el primer verdugo del equipo peñista este curso. Sin embargo, los santaeulalienses no estaban por la labor.

Pando mandó, bastante cerca de la meta, mandó a las nubes un balón que le cayó del cielo. «Vamos a tener muchas más», gritaba el técnico local desde el área técnica a fin de tranquilizar a los suyos. No le faltó razón. La segunda diana no se convirtió en un puñal, sino en un caramelo goloso para cumplir los deberes. La Peña imprimió ritmo y velocidad a su juego, incluso retiró un defensa para dar entrada a Mario. Se jugó el todo por el todo. All in, como en el póquer. Y le salió escalera de color. Juanma, con un voleón a la escuadra en el minuto 81, y Pomar, tras un córner ejecutado por Ramiro y prolongado por Pando en el 84, certificaron una remontada que significa más que tres puntos. También es una razón más para creer que esta Peña está lista para superar adversidades.