Más allá de su buen momento deportivo –es colíder de la Regional Preferente tras dos jornadas en un triple empate con el Ciudad de Ibiza y el UD Ibiza– la SD Portmany ha lanzado una campaña en Sant Antoni para animar a sus aficionados a que llenen la grada de su campo de fútbol.

Durante la pasada fase de la competición, denominada Liga Regional o Interpueblos, apenas 50 aficionados, 60 a lo sumo, acudían al terreno de juego portmanyí. «De 300 socios, sólo vienen los incondicionales», apuntan desde el club. Una situación que la entidad de Sant Antoni pretende revertir.

Desde hace unas semanas, directivos, entrenadores y jugadores del Portmany recorren los comercios, cafeterías y otros establecimientos de la localidad con el fin de conseguir mejorar la entrada que registra su terreno de juego. La iniciativa surgió de Antoni Prats, un socio del Portmany que tuvo la idea de poner de nuevo al equipo de fútbol en la palestra y así recuperar el apoyo del que gozó antaño entre sus vecinos.

En su visita, los representantes del club entregan al responsable del establecimiento una fotografía de la plantilla portmanyina, una forma para pedirle su compromiso y al mismo tiempo hacer más visible la entidad. «Es una manera de pedir la atención que necesita este deporte, aunque la situación actual es muy mala y viene de muchos años atrás», señala el presidente de la entidad, Francisco Parra.

«Los partidos televisados han hecho mucho daño y hace tiempo que la gente prefiere ver fútbol de Primera por la tele que venir al campo a animar al equipo del pueblo», lamenta Parra.

Una situación que se ha agravado en las últimas temporadas, con la dictadura de Messi y Cristiano. «Lo ha pagado todo el fútbol humilde, es un mal de todos; vas a los partidos y, excepto en los derbis de Tercera, las gradas están vacías», lamenta el máximo dirigente portmanyí.

Pero, como indica el dicho, consuelo de todos es consuelo de tontos, por lo que el Portmany ha decidido agarrar el toro por los cuernos y tratar de atraer seguidores y recuperar parte de su antiguo esplendor. «En nuestro mejor momento llegamos a ser 1.000 socios y solían acudir al campo 300 espectadores», recuerda Parra. Se refiere a un pasado ya lejano, cuando el equipo militaba en Tercera y firmó brillantes temporadas ante una grada en la que era difícil ver asientos vacíos.