Lolo, con la portada del ascenso a Tercera de su equipo. | D.M.

Manuel Hernández ‘Lolo’ (El Coronil, 1969) fue uno de los jugadores que más brilló el pasado domingo en el estadio Can Misses, en el partido que supuso el ascenso a Tercera División para el Ciudad de Ibiza, el primer salto de categoría que puede celebrar en el terreno de juego un equipo de la capital oficiosa de Eivissa en muchos años.

El más veterano de la plantilla –el próximo mes cumplirá 47 años– fue protagonista por el buen juego que exhibió en su reaparición tras unos meses en el dique seco. «No encontraron lesión en la rodilla y creo que lo que me faltaba era descanso porque cuando he podido parar me he sentido genial», señala el pivote azulón. Un descanso que logró con unas vacaciones laborables –es trabajador de la limpieza– que le permitieron participar en la fase de ascenso de su equipo.

«Este ascenso lo he vivido muy intensamente, incluso más que otros que he conseguido a Segunda B», explica este trotamundos del fútbol que ha militado en el San Fernando de Cádiz, el Alcalá de Henares, el Terrassa o el Yeclano y que vivió su primera etapa en Eivissa con el UD Ibiza de la campaña 2001-02.

«También ha sido una experiencia muy especial porque la he podido compartir con mi hijo y porque es inusual llegar a esta edad y seguir compitiendo a este nivel, no lo hubiera pensado nunca», afirma.

Por otro lado, reconoce que quedó impresionado el pasado domingo al ver 2.000 almas en las gradas de Can Misses. «Los equipos de Vila no hemos movido tanta gente durante la temporada ni de lejos, pero en la fase de ascenso se ha visto que hay ganas de fútbol. Que vengan 1.300 y 2.000 personas denota que Ibiza necesita y quiere fútbol». Asimismo, destaca que «que haya cuatro equipos pitiusos en Tercera hará resurgir el fútbol aquí y además con el nombre de Ibiza».

Otro detalle que desgrana en el aspecto individual es que a lo largo de su carrera «había vivido todos los ascensos posibles en el fútbol nacional, desde la categoría más baja, con el equipo de mi pueblo, hasta Segunda B, pero me faltaba el salto a Tercera, algo que ya puedo decir», comenta.

La próxima temporada

Respecto a su futuro inmediato, no puede ocultar sus ganas de seguir. «El cuerpo me pide jugar en Tercera, tengo ganas, pero no depende sólo de mi», comenta. «Si puedo seguir con 47 años es porque me encanta entrenar y jugar, todavía me divierto y siento pasión por el fútbol y si el club me quiere, estaré a su disposición», explica el sólido pivote citizen, que en ocasiones también ejerce de central. También menciona que su vinculación podría extenderse a los banquillos, pues posee todas las titulaciones de entrenador del fútbol profesional nacional.

«Es pronto para ver aún quien sigue, pero tengo muy claro que quiero seguir vinculado a este club, también en parte por el trato exquisito que he recibido de [Ángel] Nadal e Ibon [Begoña]», detalla.

Sobre la clave del éxito del equipo, revela que «no es tanto que lo viéramos posible sino que lo queríamos con ilusión». Así, confiesa que el gran objetivo era el ascenso, pero «para llegar a él éramos conscientes que había que dar cada paso con humildad, solamente pensando en el siguiente». Además, indica que «había mucho entusiasmo en el vestuario, las ganas estaban por encima de la presión, algo que el cuerpo técnico supo transmitir a la perfección».

Por otro lado, este incombustible futbolista sevillano también tiene muy presente la mano que le tendieron algunos viejos conocidos para regresar a la isla. Agradece «de todo corazón» la ayuda que le ofrecieron hace dos años Paco Muñoz y Sergio Tortosa, que conoce de aquella lejana temporada en el UD Ibiza, y Raquel de Sol Solet. «Les debo mucho, me permitieron empezar de nuevo, desde cero, en Eivissa y eso no lo olvidaré nunca», expresa emocionado.