Sara Ramírez, ayer en el pabellón de Can Guerxo, en Sant Jordi.

Sara Ramírez, hermana de dos grandes promotores del tenis de mesa pitiuso como Rafa y José, se encuentra estos días en la isla con motivo del campus al que da nombre. Presente en dos citas olímpicas y medallista a nivel nacional e internacional, la jugadora catalana considera que se están haciendo las cosas «bastante bien» en las Pitiüses en este deporte. Curiosamente, la próxima temporada se verá las caras en la máxima categoría nacional contra el Covicsa Santa Eulària, al que ve con «posibilidades de conseguir la permanencia».

—¿Cómo se siente en este campus?
—Muy bien, con muchas ganas. Para mí es un placer venir aquí a enseñar todo lo que sé y me gusta bastante poder aportar cosas al deporte.

—¿Cómo ve la evolución del evento?
—Del año pasado a éste ha mejorado bastante y también hay más nenes. Algunos son nuevos y otros repiten, han mejorado y tienen ganas, que eso es lo más importante.

—¿Por qué cree que es importante participar en estos eventos de verano?
—Lo más importante en el deporte, sobre todo en el tenis de mesa, es que, cuando tengas vacaciones de verano o navidad, entrenes, porque es cuando más estás focalizando en el tenis de mesa. No tienes una competición cerca ni los nervios de entrenar para ella. La mente está más liberada y puedes mejorar más. Por ejemplo, yo nunca tenía vacaciones, como mucho uno o dos días. Las aprovechaba para mejorar aquellas cosas para las que no tuve tiempo durante el año.

—¿Qué cree que puede transmitir a los jóvenes?
—Pues es muy importante que todos sepan que pueden llegar a ser campeones de España, Europa o de unos Juegos Olímpicos, porque, en realidad, todos somos iguales. Sólo hace falta esfuerzo uy poner ganas. Cada uno tiene su talento y puede llegar donde quiera.

—¿Qué le parece la cantera ibicenca y el trabajo que sus hermanos están llevando a cabo aquí?
—Está bastante bien, porque hace muy poco que existe el club y en pocos años han conseguido cosas muy grandes. Cada vez hay más nenes y están mejorando. Lo principal es que mejoren y, luego, podrán llegar donde quieran.

—Usted se verá las caras con el Covicsa Santa Eulària en la Superdivisión femenina esta temporada.
—Sí. Estoy muy contenta, porque así puedo venir a ver a mis hermanos y al club. En el momento del partido será algo tenso, pero es positivo.

—¿Ve a los nuestros con posibilidades de salvarse?
—Sí. Si crees y entrenas bien, tienes posibilidades de permanencia, pero es verdad que en la máxima categoría todos tienen una china, una extranjera y una española. Por ejemplo, en el mío somos ocho y tres de ellas son chicas y otras dos, extranjeras. Es una liga fuerte, pero sí que puede conseguir la permanencia.
—¿Sus inicios también fueron en un campus?
—Yo comencé con mis hermanos en el club. En lugar de vacaciones, quería continuar jugando al tenis de mesa. Estar en los campus es importante. A mí es lo que me sirve para mejorar la fuerza y la técnica.

—¿Por qué el tenis de mesa y no otro deporte?
—Es el más difícil de todos. No puedes tener días de vacaciones porque siempre hay algo que mejorar, un objetivo por cumplir. Es muy completo a nivel psicológico, físico y táctico. Es muy difícil y siempre hay que avanzar.

—Cuando acudió por primera vez a unos Juegos Olímpicos, ¿se lo creyó?
—Sí. Había trabajado mucho. A Pekín fui como reserva. Ya tenía muchas ganas entonces de que pasaran cuatro años para Londres. Allí conseguimos un diploma olímpico y acabé entre las 32 mejores a nivel individual. Fue increíble.

—¿Qué ha pasado para que este año no haya peleado por una plaza en los Juegos?
—El deporte es muy sacrificado. Es un poco como el tenis. Hay masters y cada mes tienes que estar en países diferentes. Ahora tengo una pequeña familia y no he hecho todas las salidas que tenía que hacer. Lo intentaré para la próxima ocasión.

—Supongo que su hermano la habrá tanteado para que jugara aquí.
—Es un poco difícil, porque vivo en Francia, juego en la máxima categoría allí y también aquí con el Cartagena, que ha quedado tercero en la Champions League y es como el Barça de España.