José Antonio Ferrer comparte una inmensa sonrisa junto a su querida hija Ana Ferrer.

El mundo del balonmano y, en concreto, el del Bfit Muchoticket Puchi está triste. José Antonio Ferrer, padre de la jugadora local Ana Ferrer y del presidente de dicha entidad, falleció este martes. Su repentino adiós deja un inmenso vacío en la plantilla del equipo santaeulaliense que tardará tiempo en llenarse.

José Antonio Ferrer fue para todos aquellos que lo conocían el espíritu, la sonrisa y el corazón unido siempre a su querido Puchi. Cargado con su cámara de fotos viajaba a cada pabellón para inmortalizar todos los encuentros que disputaban sus jugadoras de balonmano. Quería recordar cada uno de los detalles de su equipo. «Venía a todos los partidos con nosotras y a las fases de ascenso. Estábamos encantados con él, porque siempre estaba sonriendo y animando al equipo», comentó aún sin creérselo Ana Boned, capitana del Puchi, a la vez que añadió que el equipo de balonmano está destrozado porque se trata de la pérdida de una persona muy querida.

«Era la vitalidad y el espíritu de un niño dentro del cuerpo de un hombre adulto, unida a la sabiduría de un anciano», así definió a José Antonio Ferrer el propio técnico Noel Cardona. Para las jugadoras del Puchi que tuvieron la oportunidad de conocerle saben que Ferrer dedicaba toda su energía al provecho de los demás de forma desinteresada. Además, vivió las alegrías y las tristezas del equipo de Santa Eulalia. Gritaba y animaba como el que más. Su admiración y amor por la escuadra era inconmensurable.

No le hacía falta mucho tiempo para que te incluyera en su familia. Aquellos que lo recuerdan saben que cuando te veía en el pabellón de Santa Eulalia le faltaba tiempo para darte un abrazo y decirte lo mucho que te apreciaba. «Lo conocí por primera vez en la fase de ascenso del Puchi, y siempre tenía una sonrisa», señaló entristecido Fernando Gómez, director insular d’Esports en el Consell d’Eivissa, por el inesperado fallecimiento de su amigo José Antonio Ferrer. Así lo hizo saber también Toni Marí, quien lo conoció cuando ocupaba el cargo de concejal de deportes en el Ayuntamiento de Santa Eulalia. «Siempre ha estado vinculado al Puchi y ha hecho mucho por el balonmano y también por el pueblo de Santa Eulalia», dejó claro el propio Marí tras añadir que aún no se lo creía, ya que este mismo domingo estuvieron charlando.

Las redes sociales también se hicieron eco de la fatídica noticia. Las jugadoras del equipo, entrenadores, políticos y amigos que lo conocían dejaron sus condolencias a uno de los pilares fundamentales del Puchi.

Mensaje de Ana Ferrer

Sin duda, la más emotiva de todas las dedicatorias no fue otra que la de su hija, Ana Ferrer: «Hoy me despertaría sintiendo caricias sobre mi espalda. Hoy abriría los ojos y vería la sonrisa más grande y sincera que existe acompañada de esos ojos achinados y ese qué alegre se despierta mi ranita todos los días! Hoy abriría la puerta tras horas de trabajo y escucharía un «mi princesa ya está en casa!!» Hoy recibiría mil besos y un millón de achuchones a los que contestaría con más ímpetu si se puede. Hoy te preguntaría todas las dudas que pasen por mi cabeza mientras tú respondes cual enciclopedia. Hoy bajaría la escalera y me encontraría a mami y a ti bailando y gritando a son de «La chica ye-ye». Hoy saldría por la puerta con un «disfruta cariño te quiero mucho!!». Hoy aceptaría esa carrera del coche a la puerta de casa y te aseguro que hoy te ganaría. Hoy me dirías lo orgulloso que estás de tus hijos y lo feliz que eso te hace. Hoy iríamos a buscar a los peques de la familia por los que sientes devoción y ellos sólo preguntan por su «Abuelito». Simplemente hoy desearía hacer lo mismo que todos los días y eso no sucedería si no fuese porque tengo el mejor padre del mundo».

Tras su adiós son muchos quienes ya están pensando en hacerle un gran homenaje para agradecer su entrega y corazón. Por el momento, nadie lo quiere anticipar. Lo cierto es que José Antonio Ferrer siempre caminará al lado del Puchi. El latido de su corazón se apagó, pero su eco permanecerá en el equipo que llevaba dentro de él.