Maria Boned, en el momento en que marca el definitivo 40-29 contra el Base Villaverde. | Toni Escobar

El gol de Maria Boned (Ibiza, 27-07-1991) a falta de 38 segundos para el final del partido entre el Puchi y el Base Villaverde, de División de Honor, puso en pie a toda la grada, en la que se dio cita casi un millar de espectadores con motivo del histórico debut del equipo santaeulaliense en la Copa de la Reina. No es que marcara un tanto antológico, pero se unieron dos motivos para abandonar el asiento: la alegría que siempre produce el tanto de una jugadora poco habitual que lo da todo en los entrenamientos y el hecho de celebrar ya la clasificación para la siguiente ronda.

«Creo que cuando marco, que no es muy a menudo, todas mis compañeras y la grada se emociona, porque no es tan habitual como que lo haga mi hermana –Ana Boned, la capitana– u otra. Fue una sensación superbonita. La primera en emocionarse fui yo, que me fui dando saltos», comentó sobre el tanto. En cuanto al apoyo de la afición, indicó: «Es increíble. Siempre está ahí. Nos anima muchísimo y eso nos ayuda a motivarnos mucho».

El partido copero lo vivió con intensidad. «Estaba muy emocionada. No me imaginaba nunca que podríamos conseguir algo así y menos en Ibiza. Haberlo vivido desde tan cerca es algo increíble», indicó al respecto la jugadora, que reconoció que la clasificación para la siguiente ronda le pilló «por sorpresa». «Y marcar el gol, también», añadió Maria Boned, que reconoció que «cuando vi la oportunidad, dije ‘no todos los días se juega un partido de Copa, así que hay que intentarlo’ y me salió».

La jugadora estuvo seis años sin jugar al balonmano hasta que regresó la temporada pasada. Se marchó a estudiar a Barcelona, donde estuvo dos años, y no jugó en ese periodo. Luego, a su regreso a la isla, permaneció otros cuatro apartada de este deporte. Maria Boned se ha encontrado con un equipo de alto nivel y sabe que jugar está muy caro, pero, para ella, luchar por un hueco «no es una pelea». «Todas llevamos muy bien lo de compartir puestos. De hecho, con Flor, que para mí es una crack, no tengo ningún problema, sino todo lo contrario. Cuando salgo, siempre me está animando como todas. Para mí, volver al club ha sido muy chulo. No sabría explicarlo», dijo.

En cuanto a si ve a este Puchi haciendo algo grande esta temporada, fue clara: «Ya se está haciendo. Somos nosotras las que tenemos que creer y seguir luchando duro tal y como estamos haciendo. No hay límites. Nos pararemos donde nos tengamos que parar y siempre con la cabeza bien alta, porque lo que estamos haciendo en Ibiza no tiene nombre».

La ambición de la jugadora del Puchi no tiene fin. Sus retos son «intentar mejorar lo máximo posible, escuchando mucho a mis compañeras, que me dan consejos, y, por mí, ganar la Copa, la Liga y lo que venga».