La expedición del Formentera regresó a casa con muy buen sabor de boca.

El día después de la eliminación copera, los recuerdos afloran como nunca y las sensaciones persisten a flor de piel tanto en la expedición del Formentera como en sus seguidores. Y es que no todos los días un equipo de Tercera División tiene la oportunidad de jugar contra otro de Champions League en competición oficial. Nadie olvidará el 21 de diciembre de 2016, día en que el conjunto de Tito García Sanjuán cerró en un estadio galáctico como el Ramón Sánchez Pizjuán su aventura en la Copa del Rey plantándose en la ronda de dieciseisavos de final.

Tras haber eliminado a tres escuadras de superior categoría, los rojinegros tuvieron el premio de jugar contra el Sevilla. Las goleadas (1-5, en la ida, y 9-1, en la vuelta) entraban dentro de la lógica, no así tanto marcar en cada encuentro. Gabri fue el autor de los dos goles. El de anteayer, con 7-0 en el marcador, lo aplaudió incluso la afición sevillista, sabedora de lo que significaba. No era para menos. Fue la recompensa a un cuadro humilde, un pequeño en un mundo de gigantes.

Gabri fue precisamente uno de los pocos que ayer inició el viaje de vuelta con el equipo, si bien solamente hasta Barcelona. El cuerpo técnico, a excepción del míster, y algunos jugadores como Maikel y Álex Mayans sí embarcaron desde la Ciudad Condal rumbo a Ibiza, donde llegaron pasadas las tres de la tarde.

El bigoleador comentó ayer que no olvida la jugada del gol en el Pizjuán: «Lo recuerdo, pero, aunque lo recuerde, ya se ha acabado. Ahora, a disfrutar de las vacaciones y centrarnos en lo que viene en liga, que son partidos que parecen asequibles. De todas formas, tenemos que estar al cien por cien y seguir demostrando que estamos arriba por algo».

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El catalán reconoció «la superioridad absoluta» del Sevilla. «Hablar es muy fácil después de que te metan nueve goles, pero igual podíamos haber contrarrestado algo o hacer otra cosa. De todas formas, no se le puede reprochar nada al equipo. Hemos competido y con eso nos quedamos», apuntó tras aterrizar en Barcelona.

En la Ciudad Condal también abandonó la expedición Tito García para emprender rumbo a Benicarló. El día después del encuentro, el entrenador del Formentera tenía sentimientos encontrados: «Tristeza, porque se ha terminado todo, y alegría, porque vamos a casa a ver a la familia». «Con respecto al partido, no me ha quedado un sabor agridulce por la abultada derrota, sino de orgullo, porque hemos luchado y nos tenemos que quedar con esto», explicó el técnico.

El preparador de la escuadra formenterense recordó que hay que mantener la cabeza alta: «El primer minuto después del pitido final es jodido, porque acaba 9-1 el partido, pero, luego, al ver la gente con los jugadores y cantándoles, los jugadores se dieron cuenta de todo. Lo primero que les dije es que 340 equipos de Tercera División pagarían mucho dinero por estar en nuestra situación y haber perdido 9-1, y no podemos empañar nuestra trayectoria por un resultado como éste».

Maikel solamente tuvo palabras positivas el día posterior a la eliminación. «La Copa la hemos disfrutado. Tenemos recuerdos, fotos, camisetas... Ahora, a pensar en descansar con la familia». El centrocampista indicó que «cuando volvamos a jugar en los campos de la Tercera balear nos acordaremos del Pizjuán». Sobre los intercambios de camisetas tras el partido, señaló que «casi todos los jugadores se han podido llevar alguna y todo el mundo ha salido contento». «Yo me llevé la de Ganso», agregó Maikel el día después de un encuentro que pasará a los anales de la historia del fútbol español.