Vicente Bufí, delegado insular de la Federació de Futbol de les Illes Balears, en el centro de la imagen junto a otros directivos del ente futbolístico. | Toni Escobar

Vicente Bufí, delegado insular de la Federació de Futbol de les Illes Balears (FFIB), mostró ayer su malestar por lo sucedido el pasado fin de semana durante el partido de alevines entre el Insular y el Sant Carles, en el que el padre de uno de los jugadores saltó al campo con la intención de agredir al entrenador. «No sé si fue un arrebato o si no se lleva bien con el entrenador, pero se ha pasado», dijo el máximo responsable del deporte rey en la isla.

Bufí recordó que «el año pasado ya hubo un caso también por insultos» y agregó que no sabe «qué decir porque no tiene ninguna explicación». «¿Que se lleva mal con un entrenador? Bueno, pero hay otras maneras de arreglarlo sin que lo vean los niños. Eso es lo que me sabe mal», explicó.

El delegado insular recordó que «el Consell y el Govern trabajan en el código ético» para tratar de buscar el fin a este tipo de situaciones. «Sobre todo, se trata de trabajar en el comportamiento de los padres, directivos y los mismos jugadores. A ver si conseguimos de una vez por todas que los mismos clubes y entrenadores hablen con los padres para erradicar todo esto», dijo el delegado insular de la FFIB, para quien «los clubes son los primeros interesados en erradicar estos casos de violencia».

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Rafa Campillo, directivo del Atlético Jesús y experto en el fútbol base, también habló ayer sobre este tema en Radio Ibiza Cadena SER. «Cualquier persona que vaya a ver un partido de base se va a quedar horrorizado con lo que se oye en la grada», afirmó Campillo, para quien habría que tomar «medidas fuertes porque esto no puede seguir ocurriendo». El directivo del Jesús indicó que «hay clubes grandes que no dejan entrar a los padres a los entrenamientos». «Tienen una zona hasta la que llegar», agregó.

Campillo apuntó que el principal problema de hoy en día reside en los minutos de juego: «Años atrás, el niño no estaba obligado a jugar y los papás estaban encantados de que les dieras dos minutos. En aquella época el papá te lo agradecía. Hoy resulta que hemos pasado de no ser obligatorio jugar a tener que hacerlo dos cuartos, que es medio partido, y resulta que el papá no está conforme porque unos juegan tres cuartos y su hijo, dos».

Sergio Tortosa, entrenador nacional de fútbol, también opinó sobre el asunto y detalló lo que hizo en su etapa en el Rápid: «Yo, como coordinador, antes de empezar les daba un documento del club al padre exigiendo el comportamiento que había que tener y les informaba de lo que se iba a hacer. Eso suma de cara a que los padres tengan respeto por los entrenadores».