Ana Boned pelea con una rival por el balón durante un partido de la presente temporada. | Toni Escobar

Ana Boned no se quiere perder de ningún modo el partido de pasado mañana en el pabellón de Santa Eulària, perteneciente a la ida de la primera eliminatoria de la fase de ascenso a División de Honor. La jugadora del Puchi se ejercita actualmente con una férula que minimiza el dolor que siente tras haberse fracturado un dedo durante la disputa del último e intrascendente partido de liga el pasado fin de semana.

«La verdad es que voy a intentar jugar», afirmó ayer. La ibicenca confesó que pidió al traumatólogo que no le inmovilizaran la mano. «Le pedí que no me pusieran la férula, pero me dijo que había que inmovilizar. Eso no me dejaba coger el balón, pero ahora me la han cambiado y me puedo adaptar un poco al balón. El martes fue un desastre porque tuve que entrenar con la zurda, explicó Boned, que, entre risas, agregó: «No me da tiempo en cinco días a hacerme zurda».

Según el informe médico, deberían pasar «tres semanas mínimo» para recuperarse. «Es una fractura que tiene que soldar bien, en la posición que toca. Ningún médico está a favor de que juegue, pero les he explicado la situación y que me la quiero jugar un poco, porque hay mucho que ganar», indicó.

Otra opción sería no forzar porque así podría llegar bien a la segunda fase en caso de que el conjunto azulón se clasificara, pero la capitana es consciente de que, obviamente, hay que lograr primero el pase. «¿Y si no nos clasificamos? Me apetece jugar en casa un partido así. Voy a probar. Si sale bien, bien. De lo contrario, pues pararé y a seguir con la recuperación, aunque creo que la semana que viene haría lo mismo. Total, para lo que nos queda...», señaló.

La jugadora del Puchi espera que la isla responda y acuda en masa a apoyar a su equipo, si bien es consciente de que hay un hándicap importante que restará afición: «Coincide con el Campeonato de Balears de equipos base en Mallorca, así que perderemos a bastante gente. Los niños, sus familiares y entrenadores, que vendrían a vernos, no podrán estar en Santa Eulària. De todas formas, siendo una cita tan importante espero que la grada se llene. Al ser casi todas de aquí podemos tener más tirón que otros equipos con más fichajes de fuera. Si lo sabemos hacer bien, se puede liar en Santa Eulària».

Sobre si ve al conjunto pitiuso en la máxima categoría la próxima temporada, se mostró cauta. «Lo más difícil es ascender porque te la juegas en una fase. No llegamos en el mejor momento por las lesiones. Ana Ferrer y Cristina Morell acaban de volver y no están a su máximo nivel como hace unos meses. A Rocío también la hemos perdido. Yo no estoy al cien por cien. Sería un milagro poder subir, pero no hay nada imposible. No seré yo quien diga que no vamos a subir».