Eva Gómez, en una imagne tomada en Atlantis por el fotógrafo Marcelo Bilevich. | Marcelo Bilevich

Eva Gómez Torres (Ibiza, 19-01-1982) fue en su día la reina de la apnea en España, una especie de sirena que se desenvolvía en el mar como pez en el agua. Su buen hacer le permitió convertirse en toda una recordwoman a nivel nacional y recibir la llamada de la selección española para participar en el Campeonato de Europa. Casi nada.

Un cursillo de iniciación en octubre de 2007 fue el detonante de la conversión de este ser humano en una especia de anfibio, capaz de permanecer en el agua más tiempo que el resto. «Hice una apnea de cinco minutos que sorprendió al instructor. Eso fue lo que me llevó a mudarme y a continuar con esto, dada mi pasión por el mar de toda la vida», comentó al respecto la apneísta, que pasó etapas en Tenerife y Mallorca en busca del progreso.

Eva Gómez y la apnea se fundieron en uno desde el principio hasta el punto de que su primera participación competitiva le reportó tres medallas de oro en el Campeonato de Balears en las modalidades siguientes: dinámica, jump blue y estática. En las dos primeras especialidades firmó, además, el récord autonómico, con una marca de 95 y 100 metros, respectivamente.

Poco después dio el salto al Campeonato de España. Los éxitos siguieron llegando en forma de podios. Dos metales de bronce le brindaron la llamada del equipo nacional, con el que participó en la cita continental de la Confédération Mondiale des Activités Subaquatiques (CMAS) en tierras turcas. Allí fue la única española que accedió tanto a la final de dinámica, donde acabó quinta y obtuvo el récord de España con 137,78 metros, como a la de jump blue.

El Open de Isurus de esta última disciplina, un mes después, terminó suponiendo un punto de inflexión en su trayectoria deportiva. Su marca de 113,61 metros no fue homologada por un problema federativo. Quedó registrada como mejor marca nacional, pero carecía de validez como récord. «Vas a una competición federada y entiendes que está todo en orden y se hacen responsables si han puesto a un juez que no está homologado. Yo en una competición oficial hice un récord nacional, que venía a ser el segundo en mi primera temporada, y una serie de cosas me llevaron a tener bastantes disgustos y desilusión por la competición. También había envidias inesperadas de compañeros», lamentó Eva, que dejó la competición en 2010 y se centró en impartir cursos de formación.

«Un día decidí hacer un parón grande y di cursos hasta 2015», comentó la ibicenca, que gracias a la apnea se le han abierto muchas puertas. «Lo bonito es haber conocido personas increíbles, como algunos compañeros o Pipín Ferreras. A cualquier parte que vaya tengo el apoyo de cientos de personas. Eso no tiene precio», dijo la apneísta.

Eva Gómez se dio pronto cuenta de que la competición no era para ella. «Me di cuenta de que no era para mí. No era importante hasta dónde podía llegar. El ego lo tengo apartado desde hace unas cuantas vidas y no llevaba bien las envidias ni los ataques de algunos compañeros. Me quedo con las personas increíbles y las experiencias vividas. El agua y el Mediterráneo son mi casa. Tengo la suerte de haber nacido aquí y no hay medalla que supere eso», dijo esta sirena apasionada por el mar.