Jordi Tur, ayer antes del entrenamiento con el filial cadista.

Jordi Tur Antonio (Ibiza, 19-05-1998) fichó recientemente por el Cádiz tras poner fin a una etapa de tres años en las filas juveniles del Barça. El ibicenco, que se curtió en las categorías bases de la Penya Blanc i Blava y el San Rafael antes de marcharse a la Ciudad Condal, jugará su primer año como sénior en el filial, de Tercera División, con el sueño de poder dar el salto al primer equipo, de Segunda, y llegar algún día a la máxima categoría nacional.

—Salir del Barça no ha debido ser fácil.
—La verdad es que no, pero cuando vienes a un club que confía en ti se lleva mejor y se hace más fácil.

—¿Qué le ofreció el club barcelonista?
—Cuando habló conmigo, me dijo que iba a renovar por el Barça C. Estaba esa opción, pero, al final, no se pudo hacer el equipo por otros temas y ya tuve que buscarme un poco la vida. La opción del Cádiz me atraía bastante. Mostró mucha confianza en mí y decidí venir para acá.

—¿Por qué se decantó por el Cádiz?
—Por la confianza que ha depositado en mí desde el primer momento. Apostaba por mí.

—¿Rechazó otras ofertas?
—Sí, tuve otras, pero es confidencial.

—¿Se han interesado por usted los clubes pitiusos?
—Que yo sepa, no, pero eso lo llevaba mi representante.

—¿La Tercera División no podría ser una competición pequeña para usted?
—No, qué va. El club al que me voy es histórico y confía en mí. Me ofrece un proyecto con el que estoy muy contento y para nada se me queda pequeña la categoría.

—Se comentaba que entrenaría con el primer equipo. ¿Es posible?
—Por el momento, la idea es que yo vaya progresando en el filial. Según mi rendimiento, ya veremos cómo van las cosas.

—Volviendo a hablar del Barça, ¿con qué se queda de esa etapa?
—Me quedo con lo que ya puse en mi carta de despedida. Creo que ahí mostré mis sentimientos hacia el Barça. Le estoy muy agradecido en todos los aspectos. Lo mejor que me llevo son los compañeros, que me ayudaron a crecer como persona. Eso siempre vendrá conmigo. La gente de La Masía se portó genial.

—Dicen que no todo el monte es orégano. ¿Se le llegó a hacer duro en algún momento?
—Hay momentos difíciles siempre, pero tanto en el Barça como en cualquier otro club. Así es la vida. Tienes que buscarte la vida. Ellos te la hacen más fácil, pero, al final, eres tú el que tiene que moverse y dar el callo.

—Entrenar con los cracks del primer equipo debió ser toda una experiencia, ¿no?
—Eso no lo voy a olvidar nunca. Llegué allí y, cuando me dijeron que tenía que entrenar con el primer equipo, se me iluminaron los ojos. Nosotros llegamos desde nuestro vestuario y, una vez allí, nos dieron la ropa del primer equipo para entrenar. Después, nos recibió todo el cuerpo técnico, con Luis Enrique a la cabeza, y nos trató muy bien.

—¿Alguien del primer equipo le hizo algún comentario que recuerde?
—Todos, en general, te ayudan bastante a que entrenes tranquilamente sin ponerte nervioso.

—¿Le sorprendió algún jugador en vivo?
—No, porque les tenía bastante vistos. Ya me habían sorprendido antes.

—¿Qué diferencia hay entre el Jordi Tur de ahora y el que se fue en su día a la Ciudad Condal?
—El que venía de Ibiza no conocía todavía lo que era el fútbol de verdad. Quizá se hacía una idea, pero, ahora, ha madurado bastante y el Barça le ha ayudado a crecer.

—Todo el mundo habla de que una de sus virtudes es el trabajo y la responsabilidad. ¿Cree que eso le puede llevar a cotas altas?
—Sí, claro. El trabajo es lo principal. Debes creer en ti mismo y trabajar para ello. Con eso hay que ir adelante.

—¿Cuál es su sueño deportivo?
—Llegar a lo más alto, a Primera División, pero, ahora mismo, lo que quiero es triunfar con el Cádiz. Ojalá me pueda ir todo bien y llame a las puertas del primer equipo.