PEÑA DEPORTIVA: 0

FC BARCELONA: 1

Era el partido esperado por la Peña Deportiva juvenil de División de Honor. Cerca de un millar de aficionados se dio cita en el Municipal de Santa Eulària para presenciar un partido de altura. Se enfrentaban David contra Goliat. O, para entendernos, la Peña contra el FC Barcelona. El Barça aterrizó con la idea de enderezar el rumbo tras empatar en el primer encuentro del campeonato. Por su parte, la Peña buscaba estrenar su casillero contra el campeón de la pasada liga. El único gol no llegó hasta el último minuto del partido, en el 97. Un remate de cabeza de Miranda, tras un córner, puso el 0-1 sobre la bocina. El cuadro santaeulariense aguantó el chaparrón hasta el último suspiro con garra y corazón, pero se fueron de vacío tras un gran esfuerzo defensivo. Los de Raúl Casañ encadenan así dos derrotas ante dos huesos duros como el Mallorca y el Barcelona.

Al partido no le faltaron ingredientes. El Municipal de Santa Eulària estaba prácticamente lleno. Tras el pitido inicial, los azulgrana se adueñaron del balón. El seísmo culé no se hizo esperar y, en los primeros instantes del partido, pusieron a prueba a Leo. La posesión, el control del balón y las ocasiones llegaban de las botas de los visitantes. Una férrea defensa peñista y el acierto del guardameta local lastraron al Barça.

Si el control era de los de Gabri, el nerviosismo y los balones perdidos llegaban de las botas de los de Raúl Casañ. No daban dos sin tres. Era de lógica. Delante tenían una apisonadora. Como si de una serpiente se tratara, el conjunto culé llegaba al área visitante con bastante peligro. En el minuto 16, Quique serpenteó hasta plantarse en el área para dar un pase de gol que Kike Tur despejó con solvencia.

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Ocasión tras ocasión, el Barça se fue haciendo cada vez más grande sobre el terreno de juego. Goliat sacó petróleo de su potencial ofensivo con balones colgados y disparos desde la media luna. Lo negativo es que la calidad no estuvo acompañada del acierto. La Peña, por el contrario, sacó beneficio de donde no había. Los jugadores intentaron mantener la posesión, pero los azulgrana no se lo concedieron. El balón les duraba tan sólo tres pases. A veces, incluso preferían rifarla para el mejor postor. Ni eso les salía bien.

El viento les jugó una mala pasada en la mayor parte del primer tiempo. Unas veces, cuando Leo sacaba; otras, cuando los defensas achicaban agua. A pesar de que los de Casañ pisaban sobre terreno pantanoso, las oportunidades también estuvieron de su lado. Eso sí, a cuentagotas. En el minuto 43, Moi, de falta, puso a prueba a Iñaki, que paró en dos tiempos un débil disparo. Con el único disparo entre los tres palos de la Peña, el árbitro decretó el final de la primera mitad.

El seísmo azulgrana continuó en el último round. Los azulgrana golpearon por partida triple en los primeros siete minutos. A la Peña se le cruzó la virgen. Los disparos no entraron por los pelos, bien por acierto de la defensa de la Peña, bien por el de Leo, que estuvo magistral en la portería. El conjunto santaeulariense buscó por activa y por pasiva hacer daño sobre la meta defendida por Iñaki. Jay se dejó la piel con la defensa culé en cada balón que caía del cielo. De nada le sirvió. La defensa visitante desactivaba sus golpes.

El último cuarto de hora se le hizo eterno a la Peña. Las ocasiones del Barça dejaban boquiabiertos a los aficionados.

El cuadro local tuvo nada menos que cuatro saques de esquina a favor para tirar de heroica y, por qué no, llevarse el partido. Montalbán, encargado de ejecutarlos, estuvo a punto de marca un gol olímpico en el tercer córner. Iñaki borró toda ilusión. Con el 90 cumplido, el árbitro añadió siete minutos para disgusto de la hinchada peñista. Y cuando la persiana ya estaba prácticamente bajada, en el 97, el Barcelona dijo basta. Miranda marcó de cabeza tras un córner, un tanto que le dio a los suyos los buscados tres puntos. La lógica ganó.