El Formentera se va de ‘copas’ este año. El equipo rojinegro vuelve a revivir su propia historia tras deshacerse anoche del Logroñés por 4-3 en la tercera eliminatoria copera. De esta forma, estará en el bombo del próximo 14 de octubre y se medirá obligatoriamente a uno de los representantes españoles de Primera en competición europea, es decir, el Barça, el Real Madrid, el Atlético, el Sevilla –fue su rival el curso anterior–, la Real Sociedad, el Athletic de Bilbao o el Villarreal.

Lo del conjunto de la pitiusa sur no tiene nombre. No hay suficientes adjetivos en el diccionario para definirlo. Ayer, el cuadro formenterense compuso una oda al fútbol. ¿Cuándo y dónde se ha visto un equipo que marque tres goles en inferioridad numérica? La respuesta es simple: ayer, en el Campo Municipal de Sant Francesc. El Formentera sufrió la lesión de Bruno Vinicius, autor del 1-2 a falta de nueve minutos, en el 87 y, aun así, se sobrepuso, forzó la prórroga y se metió el pase en el bolsillo. Increíble, pero cierto.

Mucho tuvo que ver Gabri en el milagro. El atacante catalán, sin apenas oportunidades en lo que va de temporada, entró al campo por un desparecido Garmendia y revolucionó a los suyos en el apartado ofensivo. Es más, el autor de los dos goles contra el Sevilla en la cuarta eliminatoria de la Copa del Rey 2016-17 fue el encargado de firmar el definitivo 4-3 para delirio de los 700 espectadores que vibraron ayer de un encuentro para la historia. Otro más.

En la primera parte se vio un despliegue físico tremendo por parte de ambas escuadras, que salieron dispuestos a presionar cada balón. Eso sí, se vio más fresco y certero al Formentera en los primeros minutos. De hecho, apenas necesitó 45 segundos para llevar el primer uy a la grada, en una acción en la que el portero se adelantó a Vinicius en el aire para evitar su remate de cabeza.

El conjunto de Tito García Sanjuán volcó su ataque por la banda izquierda, donde Dailos se convirtió en un auténtico puñal. Sin embargo, a los locales les fallaba el último pase, el que marca la diferencia. Hasta en tres ocasiones se esfumaron las opciones de romper el cerocerismo por este motivo. Dailos, en el minuto siete, puso e balón raso al corazón del área, pero se paseó por delante de Vinicius y Juan Antonio, que estuvo más cerca de llegar. Un pase de la muerte de Fobi lo abortó la zaga a la media hora de juego y un centro de Nando Quesada –entró mediado este periodo por Álvaro, lesionado– hacia Garmendia, libre de marca, se marchó ligeramente alto. No había acierto en ese toque final.

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Entre medias, el Logroñés tuvo la oportunidad que más cerca anduvo de romper las tablas. Fue en una falta directa en la frontal del área que Marcos despejó de puños. Los riojanos, tras esa acción, empezaron a creer más en sus posibilidades y se sacudieron el dominio inicial de los formenterenses. Eso sí, tampoco es que pasaran a dominar el juego ni que encontraran facilidades para llegar a las proximidades de Marcos.

Tras el descanso se desniveló la balanza. Qué curioso es el fútbol. Una acción ofensiva del Formentera casi acaba en autogol de Santos de no ser por el palo. En la contra, Aguilar hizo el 0-1 tras recortar a Javi Rosa en el interior del área. Increíble, pero cierto. Por si fuera poco, cuando más cerca parecía el empate, un centro de Paredes lo envió de cabeza Marcos a la red a menos de veinte minutos para el final. Menudo jarro de agua fría.

El conjunto rojinegro no bajó los brazos. Este equipo no sabe qué es eso. La suerte es para quien la busca y, en este caso, la diosa Fortuna sonrió a los de la pitiusa sur, pues empataron en ocho minutos con dos remates que tocaron previamente en un defensor. Vinicius, de chilena poco antes de retirarse lesionado y dejar a los suyos con diez –no había más cambios–, y Fobi, con un disparo desde fuera del área, forzaron la prórroga. Lo que vino después había que verlo para creerlo.

Casta

Lejos de echarse atrás para tratar de llegar a la tanda de penaltis, el Formentera salió volcado en busca de la victoria y encontró pronto su recompensa. Dailos definió a la perfección tras un pase en profundidad de Riera. Sin embargo, el árbitro pitó un polémico penalti, transformado por Muneta, al borde del descanso que complicaba la hazaña. Hasta que Gabri, el que más protestó esta decisión arbitral, dijo basta. El delantero rojinegro salió al rescate nada más reanudarse el choque y lanzó un latigazo a la red que metió al cuadro formenterense en dieciseisavos de final. Memorable. Fue el mejor final para el Formentera, el equipo milagro.