Ana Casares, durante uno de los talleres prácticos que ha llevado a cabo en el IES Marc Ferrer.

Ana Casares (Iruña, 1971) cuenta con un medallero excepcional en triatlón, duatlón y maratón, con numerosos reconocimientos tanto estatales como a nivel internacional durante los 16 años que ha empleado en el deporte de alto nivel. Su dedicación al deporte se extendió también a sus estudios, donde se licenció en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Ejerce, además, de entrenadora superior de atletismo y triatlón, con una década de experiencia en docencia de la Educación Física, y se dedica a la formación en actividades físico-deportivas tanto con adultos como con jóvenes. Llegó a Formentera para participar en la quinta edición del Triatló Illa de Formentera, donde quedó cuarta, aunque su otro y más importante objetivo era impartir unas jornadas para fomentar los valores deportivos entre los estudiantes del IES Marc Ferrer. Tanto el lunes como ayer martes, y bajo el título Entrenar, estudiar y divertirse, Ana ha llevado a cabo un taller práctico y teórico en el cual ha dado las claves para optimizar el tiempo y la energía entre los más jóvenes.

—¿Por qué imparte estas clases?
—Estoy en una etapa de mi vida en que ya he dejado la competición y mi reto es transmitir a las personas todas las experiencias y conocimientos que he tenido durante este tiempo, aportar a los demás.

—¿Qué puntos destacaría en estas clases en el IES Marc Ferrer?
—Los puntos básicos son que los chicos definan un foco, es decir, una meta o un reto de algo que quieren conseguir tanto en el estudio como en el deporte, ya que ambos son sustanciales en su vida. Eso sin olvidar la importancia de descansar y alimentarse bien. A partir de encontrar un equilibrio en estas cuatro cosas, decidir un objetivo en el que cada uno decida incidir.

—¿Cuál es su aportación para hacerlo posible?
—Yo les aporto una rutina, una acción muy sencilla a completar para que integren cierta práctica de deporte en su vida y, luego, un compromiso. Esa rutina deportiva supone un esfuerzo, con lo cual se genera un hábito que supone una voluntad. A su vez, cuando completamos algo que nos cuesta esfuerzo, nos sentimos más contentos. Mi desafío es que estos jóvenes vayan entrando en la rueda de que ‘el esfuerzo me hace sentir bien’ y que ‘cuando estoy bien, organizo mejor mi tiempo’, de manera que vayan entrando en una dinámica que les ayude a optimizar su día a día. El deporte, en definitiva, es un motor muy bueno para organizar el tiempo. Básicamente, crear un foco, generar un hábito de esfuerzo, compartirlo con los amigos o las personas que queremos, ya que, cuando compartimos un esfuerzo, la satisfacción es mayor y, sobre todo, no rendirse nunca.

—¿En qué consiste una de sus clases teórico-prácticas?
—Empezamos por una parte de exposición o charla, donde les cuento un poco todo el tema de generar un hábito de esfuerzo, de por qué es bueno para ellos y donde comparto alguna experiencia deportiva personal a modo de ejemplo. Después, pasamos a la parte práctica, vemos en equipos la rutina concreta que ellos han de integrar un poco en su día a día. Tratamos con ejercicios de fuerza para que, sobre todo a partir de tercero y cuarto de la ESO y Bachillerato, que es cuantas más horas van a conceder al estudio, no abandonen el deporte y tengan un recurso práctico para continuar ejercitándose por sí mismos o compartiendo con sus amigos y compañeros.

—¿Qué tiene el triatlón que no tengan otros deportes como el ajedrez o el tiro al plato?
—Todos los deportes son perfectos. Al final, es la persona la que elige el deporte con el que disfruta y se siente bien. Cada práctica tiene su casuística y, en este caso, el triatlón es una modalidad de alta exigencia fisiológica, de mucho trabajo cardiovascular y que a nivel de condición física produce una mejora integral. Los deportes más tranquilos, como los que has mencionado antes, son geniales para aquellas personas que les guste y se sientan bien con ellos. Cualquier cosa puede estar bien mientras sea saludable.

—¿Es consciente de que algunos de los alumnos de la clase que acaba de impartir le van a culpar directamente de sus agujetas?
—Sí, se lo he avisado. Les he dicho que probablemente mañana –por hoy– se acuerden de mí. ¡Pero la agujeta es positiva! Es un primer paso en el que el músculo nos dice que ahí ha pasado algo y que se está haciendo más fuerte.