Carles Ferrer, sonriente tras la disputa del partido contra el Sant Josep.

No hay nada peor en el mundo del deporte que una lesión, capaz de acabar con el sueño de muchos que se sacrifican al máximo por lograr sus sueños o, simplemente, disfrutar haciendo lo que les gusta. Afortunadamente, el afán de superación suele permitir que la ilusión se mantenga intacta y que el proceso de recuperación haya valido la pena. Que le pregunten a Carles Ferrer Ferragut (Ibiza, 28-09-1999), que el fin de semana volvió a sentirse futbolista tras más de un año fuera de los terrenos de juego.

El mediocentro del San Rafael regresó a la competición en la tercera jornada de la Preferente juvenil, en la que los suyos se impusieron por 8-1 al Sant Josep. Carles salió de titular y jugó 60 minutos. «Me notaba raro, porque después de tanto tiempo sin jugar no estás acostumbrado a hacerlo, pero me sentí bien», confesó el futbolista. Al término del partido, sus compañeros le dijeron que «se podría hacer una fiesta de celebración por todo este tiempo sin jugar», indicó entre risas.

El ahora jugador blue se lesionó «en la primera jornada de la temporada anterior, cuando jugaba en el Sant Carles. Me dolía la rodilla y no sabía lo que era. De hecho, a la siguiente semana ya quería volver a jugar, pero resulta que tenía el ligamento cruzado roto».

Carles, que aún desconocía el alcance de la lesión, «iba a fisioterapeutas y trataba de fortalecer la rodilla, que me dijeron que era lo que tenía que hacer, pero en la resonancia se vio medio año después que estaba roto y me tuve que operar». La intervención quirúrgica se produjo a finales de marzo y, siete meses después, por fin pudo jugar de nuevo.

«La operación salió muy bien y los fisios me trataron muy bien. Ha sido larga la espera, pero no he sentido molestias ni nada. Recuerdo que desde que me dijeron que al día siguiente de operarme ya tenía ganas de volver a jugar y hacer lo que más me gusta», confesó el rafeler, que, a base de esfuerzo y tesón, vuelve a disfrutar de su deporte favorito.