Flamante campeón de España de los 50 kilómetros marcha, Marc Tur (Santa Eulària, 30-11-1994) es uno de los deportistas ibicencos más destacados del panorama nacional. | (c) Sergio G. Canizares

Flamante campeón de España de los 50 kilómetros marcha, Marc Tur (Santa Eulària, 30-11-1994) es uno de los deportistas ibicencos más destacados del panorama nacional. El joven atleta que reside y entrena en Madrid ha superado dos años de malos resultados y problemas con la técnica para volver por la puerta grande y colgarse el oro. Con el objetivo de Tokio 2020 en el horizonte, el siguiente paso será el Mundial.

—Después de dos años en los que las cosas no iban bien, llega este oro en el Campeonato de España. ¿Qué significa para usted?
—Pues es un punto de inflexión. Yo no he parado de entrenar en estos años que tuve los problemas con la técnica. Lo intenté y lo intenté, y al final el trabajo ha quedado reflejado, así que estoy muy contento porque necesitaba ya un poco de motivación extra para seguir adelante.

—¿Ha llegado a pensar en tirar la toalla?
—Es algo que siempre se te pasa por la cabeza, pero tenía la esperanza de poder solucionarlo. Los entrenamientos iban bien y había una progresión. Aunque fallaba en las campeonatos de España, en otras pruebas internacionales conseguía resultados.

—Y ese problema con la técnica, ¿de dónde viene? ¿Es algo mental? ¿Presión?
—No. El problema viene porque adquirí un vicio con mi forma de marchar y cuando me quise dar cuenta ya era tarde para cambiarlo. Lo tenía automatizado y no era consciente de que lo hacía. Cuando me di cuenta, fue como volver a reconstruir mi forma de marchar desde el principio.

—¿Cómo consiguió ese cambio?
—Pues han sido muchas cosas. Ha sido gracias a José Antonio Quintana, mi entrenador, incluso gracias a las valoraciones de otros entrenadores, mis amigos, mi familia... Todos han aportado para que yo siguiera con el proceso.

—¿Cómo fue su día a día en este proceso? ¿Modificó sus entrenamientos?
—Pues en la forma de entrenar no hay cambios. Fue un progreso tan lento... No fue una cosa de la noche a la mañana en plan ‘hala, ahora ya marchas bien’. Hace dos años flexionaba mucho; hace un año flexionaba menos, y ahora ya no flexiono. Ha sido un proceso muy gradual. El gran cambio para mí fue el tener que estar muy pendiente de la técnica de la marcha. Es algo que te tiene que salir natural y a mí me salía natural, pero lo tenía que cambiar porque había que corregir el vicio.

—En este oro no tuvo penalizaciones.
—Fue la mayor gratificación que tuve. Lógicamente ganar es lo mejor, pero no tener ni siquiera un aviso es lo más. Al acabar la prueba recibí muchas felicitaciones de técnicos y jueces que estaban de espectadores. Es algo que al final me reconforta, porque hubo mucho sufrimiento para conseguir esto. Aún tengo que seguir trabajando porque, si me descuido, puedo adquirir otro vicio y echarlo todo a perder.

—Tercero fue García Bragado, un atleta con siete Juegos Olímpicos. ¿Le ha dado algún consejo?
—Sí, todos nos dan consejos, no sólo Bragado. Chuso me ayudó con la técnica para salir de ese problema. La experiencia te da muchos puntos en los 50 kilómetros. Yo, durante el Campeonato de España, me fijé en él porque sabía que lo iba a hacer bien. Fue mi referencia.

—Tras esta victoria se clasifica para el Mundial. ¿Cuáles son los objetivos?
—Pues en el Mundial conseguir medalla está imposible. Hay mucho nivel. Mi objetivo es mejorar mi marca y clasificarme para el Campeonato de Europa.

—¿Tiene en el horizonte Tokio 2020?
—Tokio siempre está en mente. Ser olímpico siempre ha sido mi mayor motivación desde que empecé a ser internacional. Aún está muy lejos y puede pasar cualquier cosa en este tiempo. Yo voy a intentarlo y seguir por este camino, que creo que es el correcto. Es algo que tengo presente cada día. Es difícil, pero no imposible.

—¿Ha encontrado en los 50 kilómetros su distancia?
—Sí, ahora mismo sí. También hago 20 kilómetros, pero me voy a centrar en el 50.

—Cada vez que llega una gran cita del atletismo se ven marchadores por los suelos y se habla de que es un prueba durísima, incluso algunos sectores la critican duramente y dicen que no tiene sentido porque no es buena para la salud.
—Yo no la veo un sinsentido. Si lo viera así, no estaría competiendo. Es la prueba más larga del atletismo y para mí es una competición mental. Lógicamente, el físico es importante, pero la mente es la clave. Al ser tan agresiva, la gente la ve con otros ojos, pero para mí es una prueba como cualquier otra. No se merece ningún tipo de desprecio.