Cristian Terán, perseguido por dos jugadores del Murense. | DANIEL ESPINOSA

Pocas veces en el fútbol un resultado es justo y a la vez injusto. El 2-0 del CD Ibiza ante el Murense es justo porque los rojillos fueron infinitamente superiores a los mallorquines e injusto porque los locales merecieron una renta mucho más amplia que les evitara sufrir en los minutos finales.

En un partido en el que debutó el nuevo fichaje Melo, el público que se acercó a Can Misses pudo ver desde el minuto uno la gran diferencia que había entre los dos equipos. A las primeras de cambio, Terán se encontró con el larguero y en el rechace Ortiz no fue capaz de marcar.

Antes del minuto cinco, los rojillos se volvieron a encontrar con el larguero. Centro de Terán y remate de Fajarnés que se iba a la madera. En el 9, gran cabezazo de Enric a la salida de un córner que sacó un defensa bajo palos cuando todo el mundo cantaba gol. En el minuto 15, remate en plancha de Ramos que se volvió a estrellar contra el larguero. En el rechace, doble paradón del portero visitante, el mejor de los suyos ayer, a Ortiz. Ver para creer.

El resto de la primera parte fue un monólogo de llegadas visitantes ante un equipo que salió a por el 0-0. Al descanso, tablas.

En la segunda mitad nada cambió. Llegadas y más llegadas locales sin éxito para desesperación del público asistente. Las prisas aparecieron. Los minutos iban cayendo y el marcador no cambiaba. Ramos y Fajarnés tuvieron las mejores del segundo tiempo.
Cuando empezaban a aparecer los fantasmas, Enric derribó el muro de los visitantes. La reventó a la media vuelta para ponerla en la misma escuadra. Golazo. El CD Ibiza se puso por delante casi en la más complicada.

Con el marcador en contra, el Murense adelantó líneas e inquietó la portería de Paco, debutante ayer, con balones colgados. Cuando no había tiempo para más, Terán culminó una cabalgada con el 2-0. Gol, pitido final y tres puntos para ir con moral al derbi pitiuso que se jugará el jueves en Formentera.