El central argentino Mariano Gómez, de la UD Ibiza, corta un remate de un jugador del Melilla durante el partido de la última jornada

A la UD Ibiza le han faltado jornadas. Ésa es la sensación que deja este final de liga. Con permiso del Recreativo de Huelva, casi ni se acuerda de la última vez que perdió. Los celestes cerraron el curso como el equipo más en forma de la categoría. La última jornada en Melilla, contra un equipo que se estaba jugando la primera posición. refleja el nivel que alcanzó en esta recta final el conjunto de Pablo Alfaro.

En el norte de África, el equipo de Vila realizó un partido muy serio. Supo sufrir cuando tocaba. Es cierto que los locales tuvieron ocasiones para llevarse el partido, sobre todo en la primera parte, pero los de Can Misses nunca perdieron la cara al partido y acabaron golpeando en el último minuto. La gran cantidad de saques de esquina de los que dispusieron son una pequeña estadística que refleja el partido de tú a tú que hicieron ante un rival que sí jugara por ascender a Segunda División.

En Melilla, Alfaro repitió sistema: doble pivote con los tres ‘bajitos’ en la zona de tres cuartos y Rodado arriba. En la defensa tuvo que cambiar los laterales y el equipo no lo notó en exceso. Fobi rindió a un buen nivel y Giner, fuera de posición, tampoco hizo un mal partido. La Udé sabe a qué juega y da esa sensación de ser un equipo.

Parece que dejó atrás esos partidos donde se agarraba a una defensa y a ver qué salía en ataque. Las cifras están ahí. En las dos últimas jornadas como visitantes, seis puntos y casi las mismas victorias que en el resto de la temporada. En total fueron cinco.

El mercado de invierno fue muy movido en Ibiza y deja el siguiente análisis. El equipo perdió sus opciones de play off al tener que enfrentarse a un largo periodo de adaptación de las nuevas fichas, entrenador incluido. Se suele decir que en el fútbol está todo inventado y esa fase de engranaje, de que las nuevas piezas se conozcan, existe. A toro pasado, siempre es más fácil, pero la salida de Chavero parece que también le hizo bien al equipo. Cirio pasó a la media punta, que es la posición en la que más daño genera, y el centro del campo creció con un Provencio que fue de menos a más. Quizá sea la adaptación de la que hablábamos.

En esta línea se podría decir que el mercado de invierno debilitó por momentos a un equipo que, ahora, es mucho más fuerte. Los cimientos del proyecto están puestos. La UD Ibiza funciona y lo ha demostrado estas últimas jornadas. Para la próxima temporada se necesitarán fichajes, pero no un equipo nuevo. Volver a empezar desde cero cuando ya has encontrado un bloque que en líneas generales rinde a un buen nivel podría ser una temeridad.

Alfaro, hasta la fecha, ha demostrado que sabe de qué va esto. Sin prisas, habrá que dejarle trabajar, escucharle y ayudar a retocar un bloque que despide la liga con muy buenas sensaciones. No en vano, es el mejor equipo de la historia de la isla. Finalizó sexto, a tres puntos del play off, con unas cifras que en dos de los otros tres grupos le hubiese permitido jugar la fase de ascenso. Ibiza tendrá también Copa del Rey. La temporada 2019-20 pinta bonita. Será en el grupo III.