Varios jugadores celestes y colchoneros pugnan por un balón aéreo. | Marcelo Sastre

Confirmada la primera crisis celeste de la temporada. La UD Ibiza cayó ayer contra el Atlético de Madrid B por 1-2 en el estadio de Can Misses. Se trata de su segunda derrota como local consecutiva en el recinto ibicenco, donde hace una quincena se había roto su racha de invicto en casa de casi un año. Entre medias de esos dos reveses, además, se produjo un pobre empate en el campo de un Oviedo B que firmó las tablas cuando estaba en inferioridad numérica. Con un punto de nueve posibles y dos derrotas ante rivales directos en la pelea por el playoff, no hay duda de que los unionistas pasan su peor momento del curso a nivel de resultados.

El partido no tardó en ponerse en contra. A los dos minutos de juego, Darío cabeceó un centro de Solano que Quintanilla no alcanzó a cortar y en el que Lucas se quedó a media salida. Fue un auténtico jarro de agua fría para la afición pitiusa, que respondió a la llamada con una asistencia de alrededor de 3.000 espectadores, cifra cercana a la del duelo contra el Atlético Baleares.

Por poco

Javi Lara replicó con un disparo de falta al larguero cinco minutos después. Los rojiblancos echaron el candado y se dedicaron a defender ante un conjunto ibicenco al que le costaba hilvanar acciones de ataque. Rubén probó fortuna con un cabezazo que salió desviado. Luego, llegó la polémica. Un centro de Carbia desde la izquierda impactó en al mano de un defensor. Los de Alfaro reclamaron penalti, pero el árbitro no lo consideró así.

Pasada la media hora de juego, Rodado tuvo la mejor ocasión de una pírrica primera parte en un remate con la zurda que se marchó rozando el palo derecho de Diego Conde. Fue la última acción reseñable de una primer mitad en la que el viento dificultó las cosas a la Udé.

La segunda parte

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Tras el descanso, Pablo Alfaro no tardó en cambiar de sistema. Dio entrada a Diego Mendoza por Carbia y pasó a jugar con un 4-4-2. A la UD Ibiza se la vio mejor desde entonces y, fruto de ello, consiguió el empate. Quintanilla cabeceó a la red un centro de Javi Lara desde la derecha tras una jugada ensayada de saque de esquina. La misma acción se repitió dos minutos después con Rodado como cabeceador, pero la pelota salió desviada por muy poco.

El decorado había cambiado por completo. La UD Ibiza dominaba la situación. Si alguien tenía que marcar, todo hacía indicar que sería el conjunto ibicenco.

Sorpresa

Sin embargo, el fútbol tiene cosas que, a veces, son difíciles de explicar. Cuando más luchaban los locales por hacerse con los tres puntos, Raí perdió la pelota al intentar encarar cerca del área cuando varios de sus compañeros esperaban un centro. Esta acción dio pie a una contra letal que Darío Poveda condujo a la perfección para asistir a Óscar Clemente. El ariete, libre de marca tras la llegada tardía de Morillas para recuperar la posición, transformó con un disparo cruzado el que acabó siendo el definitivo 1-2 a falta de un cuarto de hora para el final. Increíble, pero cierto.

El cuadro de Pablo Alfaro no tiró la toalla. Aún quedaba tiempo por delante y trató de hacer bueno ese viejo tópico futbolístico que indica que, si no puedes ganar, empata al menos.

El técnico metió más centímetros en la cancha al dar entrada a Mariano por Quintanilla en el 85. Y es que el juego directo pasó a ser el arma a utilizar en estos últimos momentos de un partido que no acabó en tablas de milagro. En el tiempo de descuento, Rubén cabeceó al palo una falta lateral botada por Javi Lara. Ahí se esfumaron las opciones de empatar por parte de una UD Ibiza que se ve ahora a diez puntos del liderato y cinco de la segunda plaza antes de su visita al campo del Real Madrid Castilla. La primera crisis celeste toma forma.