Rodado, en un momento de la celebración de uno de los dos goles que marcó ayer. | DANIEL ESPINOSA

Con Rodado, todo es más fácil. La UD Ibiza recuperó la sonrisa al superar al Melilla ayer por 3-1 con un doblete del delantero mallorquín. Los celestes regresan así a la tercera posición tras la derrota de la Peña Deportiva en el campo del Coruxo.

Poco o nada debió gustarle a Pablo Alfaro lo que vio en el partido anterior porque introdujo nada más y nada menos que cinco cambios en el once inicial, siendo el día con más alteraciones en la alineación hasta la fecha. Hubo cambios en todas las líneas al entrar Lucas, en la portería; Gonzalo y Kike López, en la defensa; Toni Arranz, en la medular, y Cirio, en la delantera.

El partido comenzó bajo el guion previsto, con un conjunto ibicenco dominador y un cuadro melillense a la expectativa. A los seis minutos llegó la primera aproximación en un centro de Javi Lara que Rubén cabeceó al segundo palo en busca de un compañero, pero la jugada acabó en córner. El primer disparo no tardó mucho más en producirse. Rodado cazó la pelota en la frontal y su chut acabó en las manos del portero tras tocar previamente en un defensa.

De los norteafricanos no había noticias en ataque. Los minutos pasaban y era la Udé la que llevaba la batuta. Eso sí, dieron un susto pasado el primer cuarto de hora en un cabezazo de Carlos Fernández que se marchó fuera.

El que no perdonó fue Rodado. En el minuto 21, le tiró un caño a su defensor y lanzó un disparo colocado a la escuadra que levantó al público de sus asientos. Golazo. Lo hizo todo tan rápido y fácil que parecía que sus rivales iban a cámara lenta. Impresionante.

Dominio

Con el marcador a favor, la orquesta ibicenca comenzó tocar una sinfonía que dejó hechizada a la escuadra de Manolo Herrero. Morillas andaba por el carril izquierdo como Pedro por su casa ante un Melilla lento que incluso dejó tirar tranquilamente a Javi Pérez desde la frontal en el 40. Desafortunadamente, la pelota salió desviada.

Acto seguido llegó la polémica. Cirio interceptó un mal pase de Ceberio y, en una ocasión manifiesta de gol, Diana le derribó en la media luna del área. El árbitro sacó tarjeta amarilla, lo que indignó tanto a los unionistas como a los aficionados. Por suerte, no hizo falta acordarse mucho de esa decisión porque Javi Lara sacó su magia a relucir para enviar el balón a la portería en la ejecución de la falta. Segundo golazo de la mañana.

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La UD Ibiza era un huracán entonces y pudo incluso sentenciar el partido poco antes del descanso. Cirio cazó un balón suelto en el área y su disparo raso lo abortó el portero en una excelente muestra de reflejos. El catalán no pudo romper así su sequía goleadora, pero cuajó igualmente una muy interesante primera mitad.

Visto lo visto, al equipo visitante no le quedó otra que introducir cambios en el descanso. Hicham y Ortega entraron al campo por Ruano y Carri. No surtieron mucho efecto las sustituciones puesto que la UD Ibiza siguió dominando la situación.

Sin embargo, todo cambió cuando el técnico local decidió retirar a Cirio del terreno de juego para dar entrada a Núñez. Y es que el delantero catalán estaba siendo uno de los más destacados. Con el cambio, Alfaro ubicó a Javi Lara de extremo para situar al centrocampista junto a Arranz.

Poco después comenzaron los problemas. Ceberio avisó en el 62 con un latigazo que Lucas despejó a córner. Paradón. Desafortunadamente, en la ejecución del saque de esquina llegó el tanto melillense. Richi cabeceó a la red el esférico y metió el miedo en el cuerpo de los ibicencos. Por si no fuera bastante, Carlos Fernández tuvo otra ocasión para marcar en el siguiente minuto, pero su disparo lejano no entrañó peligro.

El míster celeste movió ficha. Retiró a Javi Lara, amonestado, y dio entrada a Carbia, pero esto no frenó al Melilla, que dispuso de una falta en la frontal para empatar. Lo que pasa es que Richi no tiene el guante del centrocampista cordobés y lanzó a las nubes.

La puntilla

Poco a poco, la UD Ibiza se sacudió el dominio rival y pudo poner tierra de por medio en una combinación entre Kike López y Javi Pérez que el primero acabó rematando fuera. Morillas también tuvo el 3-1 en sus botas en un lanzamiento de falta.

Fue Rodado el que marcó el gol de la tranquilidad en el 89. El ariete recibió un pase lateral de Pep Caballé y mandó la pelota a la red con un zurdazo raso a la media vuelta. Alfaro le regaló la ovación de la grada retirándole para dar entrada a Mendoza. Ahí murió un partido que permite a los ibicencos regresar a la senda del triunfo y recuperar sensaciones al firmar, posiblemente, su partido más completo del curso.