Jonás Souto estudia la mesa durante una partida de los Campeonatos de Europa sub-19, disputados en los Países Bajos en el mes de julio.

2019 pasará a la historia del deporte pitiuso por ser el año en que un deportista criado y formado en la cantera de Ibiza ha levantado por primera vez un Campeonato del Mundo individual en cualquier deporte y edad. El billarista Jonás Souto, el deportista pitiuso del año, se encargó de conquistar el planeta el pasado mes de noviembre en Nicosia (Chipre), donde logró el Mundial de bola-9 de la categoría sub-19.

De esta forma, cierra su etapa júnior con una medalla del color que se le resistía, el de oro. Lo hizo, además, en la cita más importante posible. Con este logro, el del Club Billar Eivissa-Ilusions Pool se aseguró también una plaza en el equipo europeo para la Atlantic Challenge Cup del próximo año en Estados Unidos, un torneo que mide a los cinco mejores de nuestro continente contra los cinco mejores estadounidenses.

El ibicenco, que en julio había cosechado dos platas y un bronce en el Campeonato de Europa de su edad –a estos metales hay que sumar otro bronce continental del año pasado–, fulminó a dos jugadores profesionales en las rondas decisivas: el bosnio Sanjin Pehlivanovic (11-9), en la final, y el hongkonés Robbie Capito (11-9), en ‘semis’.

Jonás Souto protagonizó una última jornada para el recuerdo. A las 09.00 horas comenzó un largo camino hacia el título con el enfrentamiento de clasificación para el cuadro final por la zona de perdedores contra el estadounidense Lukas Fracasso-Verner. El duelo llegó al hill to hill y se lo apuntó el del Ilusions Pool por 9-8.

En cuartos de final quedó emparejado con uno de los cuatro billaristas de la zona de ganadores. Le tocó otro estadounidense: Kaiden Hunkins, al que superó por 11-8 para asegurarse, como mínimo, el bronce. Por cierto, este fue el tercer jugador de Estados Unidos que se cargó en la competición.

En semifinales, el español comenzó 0-3 abajo. Remontó y acabó imponiéndose a su rival para aspirar al oro. En la gran final, Souto se tomó la revancha ante Pehlivanovic, con el que había perdido la final del Europeo de bola-10. Empezó como un tiro para ponerse 4-1 arriba. Luego, falló una bola nueve tras emplazar mal la blanca (4-2) y regaló otra partida para dejar con vida a su rival (4-3), que remontó y se puso 5-6 antes de una breve pausa.
En el regreso, el del Club Billar Eivissa-Ilusions Pool metió la directa con un parcial 5-0 para situarse a una sola partida de la gloria. Fue el comienzo de un largo suplicio. El bosnio recortó distancias con el 10-7. Luego, Jonás embocó la blanca de saque y no volvió a entrar en mesa hasta el 10-9, tras el que le tocaba romper.

En la siguiente rotura no metió bola. No pintaban bien las cosas, pues Sanjin volvía a depender de sí mismo. Tenía que limpiar la mesa para disponer de saque en el hill to hill. Sin embargo, falló la bola cuatro y el ibicenco ya no se dejó comer la tostada. Tiró de calidad y casta para rematar la faena, festejarlo con rabia –hasta tiró el taco al suelo– y romper a llorar.

Con este oro, Souto cerró un 2019 memorable. En él revalidó los dos Campeonatos de España de la categoría júnior, el de bola-8 y el de bola-9. Además, finalizó tercero en el nacional absoluto de bola-10. Consiguió el triunfo en el Open Internacional de Zaragoza por parejas escocesas junto a Francisco Díaz y se apuntó el Open Internacional Ibiza Domo individual. A nivel balear se hizo con dos oros y una plata. Lo dicho, un año memorable.