Clara Bonet, a la izquierda, y su hermana Rosario posan con la equipación oficial de la selección española durante el Europeo de Bucarest’14.

Hablar de wushu y artes marciales chinas en Ibiza es sinónimo de hacerlo de las hermanas Bonet: Clara y Rosario. Sin embargo, este ciclo ha tocado a su fin. Tras varios años en la elite y de dedicación máxima a esta especialidad deportiva, las ibicencas han pulsado el botón de stop y dedican sus vidas a otras materias. Su retirada fue silenciosa a pesar de haber dado tanto al deporte pitiuso. Eso sí, en el caso de la primera aún se mantiene un pequeño lazo con esta actividad deportiva, si bien ambas están totalmente ya alejadas de la competición.

Rosario (1987) se encuentra actualmente en México. Su vida ha dado un vuelvo y se dedica al mundo del arte dramático. Su adiós a la competición se produjo en 2017. «Como cualquier deportista entenderá, dejar la competición es un paso muy relevante en la vida de una persona, pero ya desde el último Mundial, en Yakarta’15, sabía que con dos participaciones mundiales y varios campeonatos internacionales a mis espaldas podía retirarme orgullosa. Después, me picó el gusanillo ya en mi último empujón con el equipo nacional y participé en el Europeo de Moscú’16, en el que conseguí medalla de plata. Luego, en 2017, como despedida participé en el Campeonato Nacional, en Madrid», recuerda.
Rosario tiene un historial muy meritorio. Al subcampeonato continental citado hay que unir un cuarto puesto en un Mundial de la World Association of Kickboxing Organizations (WAKO), una cuarta plaza en el Europeo de Bucarest’14, tres oros en el Torneo Internacional de Madrid y otros tantos en el del Ourense, y el honor de haber sido siete años seguidos campeona de España de wushu moderno y tradicional.

En sus últimos años como competidora, compaginaba el deporte con los estudios de Arte Dramático. Al final, acabó abandonando el Centro de Alto Rendimiento de Madrid para dedicarse a su ocupación actual: «Fue triste dejar al equipo del CAR de Madrid, pero siempre que vuelvo me abren las puertas y disfruto algún entrenamiento allí. Sabía que quería dedicarle mi vida a otro nuevo objetivo artístico. Desde pequeña, en el Institut Sa Blanca Dona, empecé a tomar clases de teatro. Lo dejé aparcado por los entrenos y porque también era entrenadora de kungfu-wushu y preparación física».

Rosario Bonet aún mantiene cierto vínculo con este deporte. No en vano, su traslado a tierras mexicanas no lo pasó por alto el seleccionador de aquel país, que contactó con ella para impartir seminarios intensivos.

Clara Bonet (1986) pasó los últimos años en el mundo del wushu más ligada al tema federativo que a la competición. Sus últimas competiciones datan de 2013, cuando logró el oro tanto en el Torneo Internacional de Amsterdam como en el de Madrid. Después se centró más en ejercer de entrenadora y organizar eventos. La mayor de las hermanas fue capaz de colgarse dos metal de bronce en el Mundial de Marruecos’05, organizado por la WAKO , una en mano vacía y otra en armas. También tiene algunos bronces nacionales y oros en torneos internacionales.

Clara es terapeuta en acupuntura y masajista y masajista. Ejerce en una consulta y el «gran volumen de pacientes» la obligó a dejar de lado el wushu. La ibicenca indicó que en la vida pasan «etapas» y ahora está más centrada en sus labores y en su recién nacido bebé. «Yo seguí vinculada hasta hace poco en el tema federativo. En la vida hay etapas. Esa fue una que disfruté un montón. Había cumplido mis expectativas a nivel de competición, entrenamiento y organización. Ahora, afronto otra etapa en la que me enfoco al cien por cien en la consulta», explicó.

El wushu sigue y seguirá adelante. No hay duda. Eso sí, sin Rosario y Clara Bonet se pierden dos cracks. Su dedicación e historial lo dejan patente.