Celorrio busca el disparo ante la oposición de Barbeito y Palomino. | Marcelo Sastre

Con la miel en los labios. Así se quedó la UD Ibiza-HC Eivissa ayer en el partido contra el Barcelona B. El equipo ibicenco cayó por 23-25 y sufrió así su primera derrota de la temporada en un encuentro que tenía en su mano. Sin embargo, al igual que en la jornada inaugural, se le encogió el brazo en los últimos cinco minutos, en los que solamente anotó un tanto. Pudo distanciarse de dos en ese tramo en dos ocasiones, lo que hubiera, al menos, prácticamente garantizado un punto, pero un penalti fallado, primero, y una pérdida en ataque, después, lo impidieron.


El marcador lo inauguró el Barcelona, pero no fue más que un espejismo. Tres goles consecutivos de los locales situaron una máxima ventaja de dos tantos a favor de los celestes (3-1, min. 6). Un paradón de Gamallo brindaba la oportunidad de aumentar la renta celeste, pero Basualdo se topó con el portero y los azulgrana reaccionaron y empataron la contienda (3-3, min. 7).


Los ibicencos, con todo, volvieron a distanciarse de dos (5-3, min. 10) con un lanzamiento lejano de Basualdo. Lo que pasa es que el encuentro no estaba para nadie y las alternancias fueron continuas, por lo que no resultó de extrañar que el cuadro barcelonista volteara el marcador (5 a 7, min. 14), poniéndose por primera vez por delante desde la primera diana, obra de Roca.


Este parcial 0-4, en el que los pitiusos habían estrellado hasta tres ataques seguidos contra el palo, obligó a Eugenio Tilves a parar el partido en busca de soluciones. Y las encontró por dentro, con sendos goles de 13 y Basualdo, que se lesionó en la acción y tuvo que permanecer el resto del duelo en el banquillo.


El vaivén del choque volvió a disparar a los catalanes, esta vez de cuatro goles (9-13, min. 23). Se complicaba, y mucho, la historia para la UD Ibiza-HC Eivissa, que encima había perdido a uno de sus puntales por lesión. Pero si algo ha dejado claro esta escuadra ya no solamente en este arranque liguero sino a lo largo de los últimos años es que su lema de cap i collons es por algo. Con casta, coraje, garra y calidad, acabó igualando el partido antes del descanso.


Gamallo lo paraba todo, la actitud defensiva creció y el acierto en ataque, también. Así las cosas, un robo de Iriarte y un lanzamiento del mismo nivelaron la balanza en el último minuto (14-14).


La segunda parte
Tras el asueto, Abel Navarro completó la remontada a los dos minutos (15-14) y Bernárdez pudo recuperar la máxima ventaja acto seguido, pero su disparo a la media vuelta se topó con el larguero.


El filial azulgrana se las apañó para volver a comandar en el electrónico y se distanció de dos, pero los pitiusos no se rindieron y remontaron en el minuto 51 tras un parcial 3-0 que subió el 21-20 al luminoso.


Los nervios, el desacierto o, tal vez, el miedo a ganar hizo que los celestes, sin embargo, acabaran dejando escapar los puntos. Con 22-21, Marc Torres lanzó un penalti al palo –los locales fallaron los dos siete metros que tuvieron en el encuentro– a falta de seis minutos que habría puesto tierra de por medio. La historia se repitió en el 56, con 23-22, cuando los de Tilves perdieron la pelota en la construcción del ataque.


El Barça B empató en ambas ocasiones y los problemas crecieron cuando Castro, solo contra el portero, tiró al poste con 2’45’’ por delante y 23-23 en el marcador. Roca, de penalti, completó la remontada (23-24, min. 58) y una posterior falta en ataque de Marc Torres condenó del todo a una UD Ibiza-HC Eivissa que recibió la puntilla en un fly a escasos segundos del final.