Toni Roig, en las instalaciones de atletismo de Can Misses. | Toni Escobar

Antonio Roig Serra (Ibiza, 1956) se ha jubilado. El ‘comandante’ del deporte pitiuso, que puede presumir de haber recibido el premio Cornelius Atticus en el año 2016, ha puesto fin a su etapa como director de equipamiento deportivo del Consell d’Eivissa. Eso sí, no se desvincula de su mayor pasión, el atletismo, y continuará al frente del Club Atletisme Pitiús en calidad de entrenador y presidente.

—¿Qué supone para usted poner fin a su día a día laboral?
—Es el final de un proceso que empezó hace 35 años y que ha supuesto una época muy enriquecedora. Sa Blanca Dona fue el primer polideportivo cubierto que hubo en Ibiza después del de sa Coma, que era militar pero estaba abierto a ciertos equipos de la isla.

—En ese recinto se han vivido y viven multitud de momentos.
—Como concepto de instalación deportiva para la promoción del deporte y las escuelas deportivas, fue toda una ilusión y un reto. Fue una lanzadera para muchos deportes como la gimnasia rítmica y artística, el bádminton, el boxeo... Hay campeones nacionales e internacionales que salieron de esa instalación. Además, se han hecho congresos de medicina deportiva, partidos internacionales de diferentes modalidades, clinics... Y en la piscina también se han hecho cursos permanentes de reciclaje de entrenadores y monitores. Es una instalación de primer nivel, con un gimnasio que está muy bien dotado y un buen servicio deportivo desde el punto de vista lúdico para mucha gente, al tiempo que ofrece una parte competitiva muy excelsa.

—¿Qué es lo que más echa de menos de la que ha sido su profesión?
—Echo de menos a los compañeros y el día a día, pero todo llega a su final. Con el tiempo, uno descubre que es hora de ocuparse de sí mismo un poco, de volver a hacer un poco de deporte, cuidarse y disfrutar un poco de la vida.

—¿Y lo que no echa en falta?
—A veces hay conflictos puntuales o algo, pero eso pasa en todos los trabajos. No hay una cosa que a mí me haya causado malestar en mi trabajo nunca. He tenido la gran suerte de trabajar durante 35 años en lo que es mi pasión: el deporte.

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—¿Seguirá vinculado al deporte a través del Club Atletisme Pitiús?
—Evidentemente. Seguiré entrenando porque es una de mis aficiones fundamentales. Ayudaré al club en lo que necesite y haga falta. En el apartado técnico, seguiré dirigiendo los grupos de entrenamiento que estaba llevando hasta ahora y también tendré que coger a lo mejor el grupo que tenía mi hijo tras haberse ido a Arabia. Ya lo he hecho en otras ocasiones y en otras épocas. No hay problema y menos aún teniendo el tiempo libre que uno tiene.

—Con tiempo libre, y después de haber tocado otras modalidades como el baloncesto y el balonmano, entre otras, igual le da por probar otro deporte.
—Yo siempre he colaborado con algunos clubes porque sus entrenadores son amigos míos o tienen entrenadores que me han pedido ayuda en el tema de la preparación física. Sin embargo, ya hace muchos años que me centré en el atletismo. Hace más de 20 que me dedico única y exclusivamente al atletismo y no estoy en otros deportes porque ya el tiempo no da para más.

—Mencionaba a su hijo, Joan, que lleva algo más de dos semanas en el staff técnico de la selección de atletismo de Arabia Saudí. ¿Cómo vive su aventura desde la distancia?
—Chateamos a diario. Me va contando lo que va haciendo. Está muy ilusionado. Entra en una realidad diferente. Es bonito porque es un reto. Él viene de un atletismo muy estructurado aquí en España y que conoce bien. Está entrenando desde que competía como atleta y ha ayudado al club a entrenar a chicos. Empezó a hacerlo con 18 años y ahora tiene 34. Se ha formado convenientemente. Es entrenador titulado y ha estado en numerosos clinics. Ha trabajado con los mejores entrenadores del sector de medio fondo que hay en España, que le conocen desde crío. Es una persona muy meticulosa. Yo creo que está sobradamente cualificado para tomar el camino que ha tomado.

—En cuanto al atletismo ibicenco, ¿cómo ve el nivel? ¿Hay algún sucesor para los Felipe Vivancos y Mar Sánchez? ¿Alguien que prometa mucho?
—Hace algunos años, Carlos Tur fue decimonoveno en el Campeonato del Mundo en Colombia y tenía la quinta mejor marca europea juvenil. Era quizás el que más proyección tenía a nivel internacional, pero dejó el atletismo por sus estudios. Sí que han venido atletas que apuntaban alto, pero, al tener que salir de Ibiza para estudiar, la cosa se complica siempre. Ahora, hay tres o cuatro con muy buenas maneras en categoría cadete y juvenil, pero hay que darles tiempo. En un momento determinado, cuando teníamos cinco atletas en el equipo nacional absoluto, se inició el proyecto de hacer un módulo cubierto al lado de la pista, subvencionad por el Consejo Superior de Deportes y el Govern balear. Al final, se decidió no hacerlo y eso ha lastrado mucho el nivel que había en la época.

—¿Ve posible que se pueda retomar ese proyecto?
—En la situación que estamos, hay necesidades mayores. En aquel momento, teníamos dos atletas entre los tres primeros del ranking nacional de vallas: Felipe Vivancos y José Antonio López. También teníamos a Mar Sánchez, Marina García, Marina Mesquida, Aitor Lapeña… Con ese módulo, habrían vuelto a entrenar en Ibiza, pero aquello cortó la progresión de muchos atletas porque, en invierno, cuando estás a cierto nivel, se necesitan ciertas condiciones para entrenar.

—¿Cómo ve el efecto devastador que ha tenido la COVID-19 en el deporte y en la sociedad?
—Es una pena. No es una crisis deportiva, sino sanitaria. Tenemos que ser cautos. Sin salud no hay deportista ni deporte. Hay que hacer los esfuerzos necesarios para que esto pase rápidamente y podamos empezar a entrenar. Lo que pasa es que, si vamos apretando y aflojando, no acabaremos con esto nunca. Quizá vale más una medida drástica para luego poder vivir a tope desde un principio.