Andrea Romero, en el 3.000 que disputó en Mallorca a finales del mes pasado.

Andrea Romero participará en el Campeonato de España sub-23 en pista cubierta, que se celebra en Valencia este domingo, en la prueba de los 3.000 metros con el objetivo de batir el récord balear. La formenterense atraviesa un momento dulce. Así lo dicen los números después de haber firmado su mejor marca personal de 1.500 en el Mitin Internacional de Barcelona este lunes con un tiempo de 4’29’09’’, si bien se quedó con un sabor agridulce porque considera que pudo haberla mejorado, y su mejor registro particular en el 3.000 a finales del mes pasado en Mallorca (9’43’65»).

Inconformista y ambiciosa como ella sola, la deportista pitiusa prefiere mejorar sus registros a ‘asegurarse’ una medalla. La del Juventud Atlética Elche podría tomar parte en el 1.500, con opciones de luchar por la segunda plaza, pero prefiere hacerlo en el 3.000 para mejorar otros registros y tratar de superar el crono de 9’36’’ que ostenta Atteneri Tur en esta distancia al aire libre.

«Es verdad que voy mejor en el 1.500 y estoy más arriba en el ranking, pero prefiero el 3.000 porque puedo mejorar mi marca y, como reto personal por mi forma de ser tan competitiva, prefiero algo difícil a algo más fácil, entre comillas, como el 1.500», dijo la corredora.

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Sobre sus opciones de podio, indicó: «Hay opciones de medalla, pero creo que a lo máximo que podría llegar es al tercer puesto. Ahora mismo, una medalla no me importa mucho. Prefiero mejorar mi marca y por eso hago el 3.000. Va a ser complicado luchar por el tercer puesto, pero es el reto que me propongo además del de mejorar mi marca».

Pese a firmar su mejor marca personal el lunes, Andrea Romero no cree que esté en su mejor momento: «No lo creo. Por las marcas, sí, pero creo que queda mucho por trabajar. Estoy en muy buena forma ahora mismo, pero me queda mucho».


De hecho, se mostró algo contrariada por lo sucedido en la cita catalana. La rabia siga invadiéndola porque los cambios de última hora le impidieron hacer un registro mejor: «Iba a haber una única serie en principio, es decir, una carrera de nivel. Éramos 12 atletas y con la liebre, 13, pero ella se retira luego. Con el protocolo de la COVID-19, no pueden haber más de 12 por serie y tuvieron que dividir la prueba en dos series, tocándome a mí la lenta. Éramos seis y una se retiró. Fue ridículo. La liebre nos preguntaba a qué ritmo queríamos que pasara. Creo que yo tenía que haber tirado antes y ser más valiente. A pesar de eso, me sentí con muchas fuerzas. No peté en ningún momento y me encontré muy cómoda. Estoy para bajar un poquito más».


Se cumple casi un año desde el inicio de la pandemia del coronavirus y, pese a ello, la del Juventud Atlética Elche ha seguido progresando: «Al principio, pensé que era lo peor porque, además, salía de una lesión, pero pude descansar, centrarme en otras cosas y fortalecer los puntos débiles que tenía. Descansé física y psicológicamente y acabé encontrándome superbien. Poco a poco, he ido mejorando y disfruto de entrenar sin tener que pensar si me duele esto o lo otro».