Una imagen de un sector de aficionados durante el partido UD Ibiza-Barcelona B, celebrado el domingo en Can Misses. | Marcelo Sastre

La nueva categoría llamada Primera Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que vivirá su primera edición la próxima temporada, ya va tomando forma. En una reunión mantenida ayer por el ente federativo con 60 clubes –los ya clasificados y los que aún tienen opciones de acceder a ella– se dieron a conocer varias de las características de la competición, avanzadas por la web Cazurreando.com y entre las que cabe destacar la obligación de jugar en césped natural a partir de la campaña 2022-23.

La UD Ibiza, que tiene su presencia asegurada en esta liga en caso de no conseguir el ascenso a Segunda, podrá seguir el próximo curso jugando en el césped artificial de Can Misses, pero, salvo que se acabe instalando alguna excepción, no podrá actuar en esa superficie dentro de dos cursos.

Esta medida también podría llegar a afectar a la Peña Deportiva en dos temporadas. El equipo de la Villa del Río pelea actualmente por entrar en Segunda RFEF, para lo cual debe acabar en las dos primeras posiciones de su grupo, requisito que actualmente cumple. En caso de que el conjunto dirigido por Raúl Casañ lo consiguiera y el próximo curso fuera capaz de dar el salto a Primera RFEF, se encontraría con el mismo problema. Además, hay otros requisitos que el Campo Municipal de Santa Eulària actualmente no cumple como el del aforo mínimo, que sería de obligado cumplimiento en el curso 2023-24. A partir de dicha campaña, se exige una grada perimetral con capacidad para 4.000 espectadores.

Además, desde la 2021-22 se debe disponer de una iluminación mínima de 600 lux.

En cuanto a la competición, quedará dividida en dos grupos de 20 equipos, que se distribuirán por situación geográfica y competirán en una liga de 38 jornadas a doble vuelta. A su término, el campeón de cada grupo ascenderá directamente a Segunda División. Los clasificados entre la segunda y quinta posición disputarán una fase de ascenso para hacerse con otras dos plazas. En lo que se refiere a los descensos, los cinco últimos de cada grupo perderán la categoría y pasarán a militar en la Segunda RFEF.

Cada plantilla podrá contar con un mínimo de 18 licencias y un máximo de 23 licencias, pudiéndose ampliar a 24 en caso de contar con tres porteros. Ocho de las fichas deberán pertenecer a jugadores de categoría sub-23 y no hay límite de extracomunitarios.

En el apartado económico, se habló que cada club recibirá una subvención de 50.000 euros. Los derechos televisivos podrían oscilar entre los 250.000 y los 350.000 euros por entidad. Ademas, se fijará un presupuesto mínimo. En cuanto a los ingresos generados, el 50 por ciento se dividirá por igual entre los clubes. Un 25 por ciento se repartirá en función de la posición clasificatoria y otro 25, según la audiencia generada.