Jordi Marí antes de comenzar su entrenamiento en el IES Sa Colomina. | Marcelo Sastre

Jordi Marí (Ibiza, 29-02-2004) está viviendo una temporada de ensueño. El joven jugador de la cantera del Handbol Club Eivissa acaba de conquistar el título balear en categoría juvenil con su equipo en un curso en el que también ha debutado en División de Honor Plata masculina con el primer equipo, con el que se ejercita habitualmente.

—Vaya añito. Campeón balear juvenil y permanencia con el primer equipo. ¿Se imaginaba algo así a principios de temporada?

—No, porque, además, no teníamos muy claro si iba a haber campeonato. Con lo del COVID-19, no teníamos nada asegurado. Al final, hemos jugado y hemos quedado campeones en la Liga Balear juvenil, que está muy bien. La permanencia con el primer equipo era algo más complicado y ha sido más sorprendente.

—¿Cómo lleva lo de compaginar el equipo juvenil y el sénior?

—Bien, con esfuerzo y muchas horas de entrenamiento. Ahora mismo, no puedo seguir jugando con los dos equipos por una normativa que hay que me impide jugar con los juveniles si subo al primer equipo, pero, al menos, sigo entrenando con los dos y lo llevo muy bien. Estoy cómodo en el juvenil con mis compañeros y aprovecho los entrenamientos con el conjunto sénior para pulir ciertos aspectos que se pueden mejorar con gente de tanto nivel.

—Lo mismo entrena en una pista de cemento a la intemperie con sus amigos de toda la vida, los de la escuadra juvenil, que en un pabellón con gente profesional y bastante mayor que usted. ¿Cómo se apaña para cambiar el chip?

—Bueno, hay diferencia, más aún este año porque el equipo sénior está en una categoría más alta. Obviamente, ya hay un salto de juvenil a Primera Nacional, pero ahora ese salto es a Plata. Empecé la pretemporada con el primer equipo y me fui adaptando poco a poco, aunque es una situación a la que no es fácil acostumbrarse.

—¿La exigencia en los entrenamientos es la misma con el entrenador del conjunto juvenil y el del sénior?

—La exigencia del entrenamiento es la misma. Al final, eres tú mismo el que te exiges por los compañeros con los que estás.

—¿Esperaba tener presencia en Plata a pesar de ser juvenil?

—Siempre me había hecho mucha ilusión y yo tenía claro que iba a hacer todo lo posible por estar con los grandes. Al empezar la pretemporada, yo no sabía si iba a estar todo el año o no. De momento, sigo ahí aguantando el tipo.

—Le voy a poner en un compromiso y hay que mojarse. ¿Le transmite más alegría el título juvenil o la permanencia?

—Sí que es un compromiso (risas). Los del juvenil son mis compañeros de toda la vida, así que tiraría por ahí.

—¿Cuál es su sueño deportivo?

—Tengo mis metas. Ahora estoy compaginando el deporte con los estudios, pero me gustaría llegar alto. Al final, todos soñamos con cosas y a mí me gustaría debutar en Asobal o jugar en un buen equipo.

—Vivir del balonmano no es fácil, pero parece que es su deseo.

—Vivir del balonmano es complicado, pero es posible. Si sigues trabajando y subiendo de nivel, es muy posible.