Jordi Grimau deja una bandeja, durante el partido de este sábado contra el Fuenlabrada.

CB FUENLABRADA: 71
CD SANT ANTONI: 66

Quizás fuese el cansancio o simplemente no era el día, pero este sábado el acierto abandonó al CB Sant Antoni y con él la oportunidad de ascender por la vía rápida. La desaparición de los mejores lanzadores de los ibicencos allanó el camino a un Fuenlabrada que sufrió, pero se acabó llevando la victoria (71-66) y el ansiado premio de jugar en LEB Plata. Los ibicencos tendrán este domingo (11.30 horas) una nueva oportunidad contra el Mollet para intentar ser el mejor segundo.

Carlos Flores salió con todo y apostó por meter a Herrero, el mejor jugador hasta este sábado, en el quinteto inicial en detrimento de Guasch, cuya actuación el sábado se limitó a siete segundos. La apuesta no salió bien pues Herrero no encontró su muñeca. No se escondió, pero no estuvo acertado y acabó el partido con 12 puntos con un dos de ocho desde la línea de tres. Tampoco apareció Medori. El ibicenco, impecable el viernes, falló todo lo que tiró desde el perímetro (0 de cinco). La lista sigue con Grimau que firmó otro 0 de cinco en triples o Duch que convirtió tres en 13 intentos. El Sant Antoni naufragó desde el tiro exterior con un pobre de nueve de 35.

El partido comenzó con balón para los ibicencos y en la primera acción Skuja, el más inspirado en ataque, se llevó un tapón que indicaba que no iba a ser fácil anotar en la pintura del Fuenlabrada. No fue un inicio fácil de encuentro. Los madrileños estaban mucho mejor y a las primeras de cambio el marcador reflejaba un peligroso 16-4.

Los pitiusos se serenaron y consiguieron meterse en el partido poco a poco. La defensa ganó en intensidad y también apareció el acierto. El primer cuarto se cerró con 25-19 en el marcador.

Con un partido más táctico y evitando jugar al ritmo que querían los jóvenes jugadores del Fuenlabrada, tras un rebote en ataque Medori ponía a los ibicencos por primera vez en ventaja (29-31). Un pequeño dominio con el que se llegó al descanso (40-42).

Atasco en ataque

Fue tras el descanso cuando el plan se desmoronó. El cansancio apareció, quizás también la presión y las muñecas se encogieron. Cuando ya se habían disputado seis minutos de la segunda parte, el Fuenlabrada solo había metido una canasta. El problema es que el Sant Antoni llevaba dos. Las dificultades desde el perímetro ahogaban a los ibicencos. La mayoría eran buenos tiros, desmarcados tras un buen movimiento de balón. Pero el aro escupía una y otra vez el esférico. No había manera. 53-53 tras el tercer cuarto.

10 minutos por jugarse y todo estaba empatado. Un cuarto para alzarse con la victoria y lograr el sueño del ascenso. Grimau tiró de galones e intentó echarse el equipo a la espalda, sabedor de los problemas anotadores que atravesaban. Convirtió la primera del último cuarto, pero los madrileños respondieron con dos triples.

El Fuenlabrada estaba más enchufado y pronto puso una ventaja (63-56) que aceleró a los ibicencos. Grimau seguía intentando liderar a los suyos, pero forzó demasiado en algunas acciones en las que no tuvo éxito.

Skuja, el único que encontró el lanzamiento exterior, daba vida con un triple que ponía el partido al rojo vivo a falta de dos minutos (67-64). Fue un triple de fe. El letón lanzó y falló, tras el rebote el balón volvió a sus manos y volvió a lanzar para anotar.

Había vida y más cuando los madrileños perdieron el balón. Atacaba Sant Antoni para intentar empatar y pérdida de Medori. El Fuenlabrada falló y los ibicencos tuvieron una nueva opción. Grimau se atrevió con el triple y erró. Ahí se acabó el partido. Los pitiusos hicieron falta, pero los jóvenes jugadores se mostraron seguros para sentenciar el encuentro.

El batacazo es importante para un equipo que sueña con el ascenso, pero no hay tiempo para lamentarse. Este domingo toca ganar.