Jordi Sánchez pelea por el balón con un jugador del FC Barcelona B, en la primera ronda del ‘playoff’.

El UCAM Murcia cuenta con un viejo conocido de la afición celeste como punta de ataque. Jordi Sánchez Ribas (Barcelona, 11/11/1994) llegó al equipo murciano en el mercado invernal para hacerse con el puesto de titular. Desde entonces ha visto portería en cuatro ocasiones. El espigado delantero conoce a la isla a la perfección, no solo porque haya jugado aquí, si no porque su madre es ibicenca y gran parte de su familia reside en Ibiza.

—Cuatro posibles rivales y le ha tocado la UD Ibiza.
—Sí, casualidades de la vida. Era el que menos quería, pero es lo que hay.

—¿Le ha dicho algo su madre?
—Fue una de las primeras en escribirme, me mandó un whatsapp con caras de sorprendida y luego ya empecé a recibir mensajes de familiares y amigos de la isla. Va a ser un partido especial para mí, la verdad que sí.

—¿Ha seguido algo a la Udé durante esta temporada? ¿qué le parece el equipo?
—Sí, todos los años la sigo. Al jugar allí y al ser el equipo más importante de la isla... claro que la sigo. Además, tengo dos buenos amigos allí que son Fran Grima y Rodado. La verdad que son un equipazo. La temporada que han hecho lo dice todo. Con un Javi Lara increíble; con un Castel que ha estado genial de cara a portería; Davo acaba muy bien la temporada… ya te digo que los he seguido mucho. Por desgracia el ‘capi’ se ha lesionado, pero son un equipo increíble, de lo mejor de la categoría. Será un partido bonito de ver.

—A parte de bonito, ¿qué espera del encuentro?
—Es una final y cualquier detalle va a marcar las diferencias. El balón parado va a ser muy importante porque los dos equipos somos muy buenos en este aspecto y cualquier jugada de estrategia puede acabar con el partido. Ellos van con la ventaja de que les vale el empate, pero nosotros haremos todo lo posible por ganar. Seguro que ellos tampoco se conformarán con el empate y será un partido bonito.

—Tanto UCAM como UD Ibiza son dos proyectos fuertes de la categoría. ¿Se parecen o son diferentes?
—Yo creo que son diferentes. El Ibiza tiene más presión por ascender, por llegar al fútbol profesional; mientras que el UCAM, partiendo de que quiere subir, lo hace desde una mayor tranquilidad, desde un proyecto de muchos años. El Ibiza lleva tres años en Segunda B y tienen prisa. Esa es la gran diferencia. Son dos proyectos ambiciosos, pero el Ibiza tiene más exigencia, tiene esa necesidad de ir asumiendo retos en la mayor brevedad posible.

—Llegó en el mercado invernal a Murcia, pero qué me puede decir del UCAM Murcia. ¿Qué destacaría del equipo?
—Es un equipo que compite cada partido como si fuese el último. El otro día, contra el Barça B, nos daban por muertos antes de empezar el partido y el equipo saca un resultado positivo para llegar a los penaltis. Creo que durante el partido el árbitro les regaló un penalti y el equipo se supo sobreponer a eso y competir como una gran familia, todos unidos, desde el banquillo, la grada y el campo. Somos un equipo que lo damos todo por el de al lado y esa es la clave de lo que estamos consiguiendo.

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—Antes, empezó el curso en el Castellón en Segunda División. ¿Cómo fue la experiencia?
—Era mi segunda etapa en Segunda y creo que tuve pocas oportunidades de demostrar que puedo estar en esa categoría. La experiencia es buena porque de todo se aprende, al igual que mi etapa en el Ibiza me sirvió para madurar. Es una experiencia en el fútbol profesional, pero me hubiese gustado tener más oportunidades de demostrar.

—Desde que llegó a Murcia, se ha hecho con el puesto, parece que Salmerón está contento con usted.
—Sí, yo ya lo he dicho muchas veces. A Salmerón le tengo que agradecer mucho porque venía de una época sin jugar, tenía poca confianza, sin aspiraciones de seguir en el fútbol profesional y gracias a él y al UCAM pude recuperar la confianza que tanto me faltaba. Se lo agradezco desde el primer momento. Me mostró confianza absoluta. También estoy agradecido a los compañeros que me recibieron con los brazos abiertos. A ver si podemos poner el broche a la temporada con el ascenso.

—Empezó como un tiro, pero le está costando ver portería en las últimas jornadas. Eso sí, los que siguen a su equipo destacan que lo da todo en cada partido.
—Sí, es mi modo de jugar. Lo doy todo dentro del campo, sea presionado, sea ayudando a los compañeros en lo que pueda. Es verdad que empecé muy bien de cara a portería, cuatro goles en cinco partidos, y el listón está alto. Es verdad que ahora llevo más de un mes sin marcar. Cada partido es diferente y los rivales me van conociendo. No es fácil, pero por qué no romper la racha este fin de semana y poder celebrarlo a lo grande.

—¿Cómo están preparando el partido?
—Bueno creo que los dos equipos haremos lo mismo, el Ibiza vuelve a Portugal, nosotros volveremos a Don Benito, allí estuvimos muy a gusto. No haremos nada especial, el día especial será el día del partido y hasta la fecha haremos vida normal, con sus entrenamientos.

—¿Qué recuerda de su paso por la isla? Ese equipo daba la sensación de que si la liga dura un mes más acaba ascendiendo.
—Sí… Yo llegué el último al equipo y las cosas empezaron bien, pero quizás no tan bien como ahora en el UCAM. Luego, con el cambio de entrenador, fue muy duro. Fue muy difícil para mí porque no contaba conmigo, jugaba muy poco y eso mentalmente me frustró mucho y me vine abajo. Quizás no debería haberme venido a bajo, pero de todo se aprende. En lo personal fue una experiencia buena porque pude estar con mi familia que llevaba años sin poder compartir tanto tiempo con ellos y, además, pude entrenar con el mejor preparador que hay en la isla. Desde fuera estoy contento por esa parte, porque maduré muy rápido y aprendí de lo que se puede hacer y lo que no. Deportivamente, no fue buena, pero a nivel personal fue de lo mejor que me ha pasado, porque a base de golpes creces.

—Entiendo que su relación con Pablo Alfaro no fue la mejor.
—No, desde luego. Con el club no tengo ningún problema. Con mis compañeros nunca he tenido problemas. Todo lo contrario, creo que que soy un chico de vestuario que siempre está haciendo bromas con los compañeros. Mi único problema fue con Alfaro. Quizás, ni el uno ni el otro nos dimos lo que queríamos el uno del otro. Y ya está, no hay que darle más vueltas.

—Se volverá a ver las caras con algunos excompañeros, algunos, como me decía, buenos amigos ¿Ha hablado con ellos?
—Sí, ayer –lunes para el lector– hablé con Fran y que qué putada, ninguno queríamos enfrentarnos al otro. Ni ellos a nosotros, ni nosotros a ellos. Somos rivales que sabemos que somos difíciles, que competimos mucho, con jugadores con experiencia… Nos dijimos que no quedaba otra que luchar hasta el final cada uno por lo suyo, pero que nos daba un poco de pena.