El onubense Manu Molina posa durante el entrenamiento matinal de la UD Ibiza en tierras portuguesas.

Manu Molina (Huelva, 20-111991) es el timón del equipo celeste, el rey del centro del campo. Desafortunadamente, no podrá jugar la final por el ascenso mañana contra el UCAM Murcia al encontrarse en proceso de recuperación tras haber sido intervenido quirúrgicamente por un tumor testicular. La buena noticia es que se encuentra en perfecto estado y que la evolución es más que favorable, lo que le permite acompañar a la expedición celeste en la concentración de Elvas (Portugal). Desde allí atendió ayer a Periódico de Ibiza y Formentera y afirmó que lleva viendo al equipo en Segunda «desde agosto».

—Lo primero de todo, ¿cómo está?

—Muy bien. El lunes ya me dijeron que no tienen que darme radio ni nada. Se cogió a tiempo y, gracias a dios, estoy supercontento.

—No quiero ni imaginarme lo dura que fue la noticia.

—Los tres primeros días fueron los peores de mi vida. Había jugado contra el Andorra todo el partido y bien. Me mandaron al urólogo y fui sin preocupación ninguna, pero me confirmó que tenía un tumor. Al final, que te digan esa palabra te marca por mucho que luego te informen que en el 95 por ciento de los casos es curable.

—Un susto tremendo.

—Sí, muy mal. Fueron avanzando los días y, tras los análisis, todo está perfecto. El cuerpo está limpio, que es superimportante. Me ha tocado perderme lo más importante y estoy jodido en ese sentido, pero ya me operaron y todo ha ido genial. No tienen que hacerme quimio ni nada porque se ha tratado a tiempo.

—Lo que todos hemos visto es que apoyo no le ha faltado.

—Ha sido impresionante. Muchas personas que no conozco y clubes superimportantes del mundo del fútbol me apoyaron. Mucha gente ha empleado unos segundos en un mensaje de apoyo. No me lo creía. También me hablaron jugadores que han pasado por esto y me transmitieron su tranquilidad. Sentir el apoyo de todo el mundo está muy bien. Siempre he dicho que agradezco que la gente haya perdido cinco o diez segundos, porque, al final, uno se siente querido en el mundo del fútbol.

—¿Qué le han parecido los gestos tanto de la afición como del equipo?

—Se agradece tanto el de la pancarta de la afición en el partido contra el Nàstic, que la vi por la tele, como el de las camisetas que enseñó el equipo contra el Barcelona B. Se ve que la gente está contigo, que has caído bien a la afición y te quiere mucho. El equipo se siente arropado conmigo y yo me siento arropado por él. Eso me llena de alegría y me da mucha fuerza para superar lo que he pasado. Doy mil gracias a todo el mundo. Al final, somos una familia y se nota. Cuando pasan cosas así, sale a la luz el apoyo.

—Usted se encuentra ahora en la concentración del equipo. ¿Salió de usted o fue idea del club?

—Ha sido todo un poco entre todos. Yo estoy bien así. Hago vida normal y quería estar con el equipo desde el jueves porque, al final, esto es una cosa de todos. Estar aquí con el equipo me gusta y es superimportante para mí, porque estoy todo el año con él. Cirio y Karim también están aquí y todos damos nuestro apoyo desde fuera porque dentro del campo podemos hacer poco, pero es hora de estar todos juntos. Esto es de todos y estoy superencantado.

—¿Cómo estuvo su nivel de nervios contra el Real Madrid Castilla?

—Muy mal. Se sufre muchísimo. Yo estoy más tranquilo dentro que fuera. Se pasa fatal, muy mal. Y este domingo se pasará peor todavía. No paraba quieto. Me iba a andar para arriba, para abajo, gritaba… Encima, en el campo hablo mucho, así que imagínate fuera cómo estaba. Espero que el domingo esté más tranquilo, pero no lo creo.

—Pídale a su equipo un par de goles rápidos y se soluciona.

—Eso sería maravilloso.

—¿Cómo es eso de ver los entrenamientos desde la barrera? Supongo que algo de envidia sana le dará.

—Siento de todo; envidia, también. Me encantaría estar ahí. Cuando llegamos aquí en julio o agosto, todos sabíamos que el objetivo de Amadeo Salvo y sus hermanos era subir a Segunda. Este año, el proyecto es ese. Estaba todo el año jugándolo todo y me sentía importante dentro del equipo, con mucha confianza, pero ahora me toca perderme lo mejor. Cuando estás aquí viéndoles piensas que podías estar ahí y te invade un poco la envidia. Sin embargo, van pasando los días y te das cuenta que no puedes hacer nada, así que te tranquilizas un poco. Sin duda, me encantaría estar ahí. Eso está más que claro, pero uno no puede hacer otra cosa que no sea ayudar a los compañeros y aportar su granito de arena desde fuera. Y ese granito lo van a sentir de mi parte.

—¿Cómo ve al equipo jugar tras su ausencia?

—La verdad es que muy bien. No es por tirarme flores, pero, cuando estaba yo dentro, igual teníamos algo más el balón, pero hay suficiente plantilla como para cubrir cualquier baja. Es una plantilla superamplia, con muchas opciones. Ya se vio contra el Castilla. Sabemos competir. Somos un equipo al que es difícil hacerle goles. Cuando hay que tener el balón, se tiene. Estoy superconvencido del buen equipo que tenemos.

—¿Ve a la UD Ibiza en Segunda?

—Pues desde agosto la veo si me lo preguntas. En 90 minutos puede pasar cualquier cosa. El empate nos vale. Tenemos esa ventaja a favor. No nos tenemos que confiar porque, si salimos a empatar, seguro que vamos a perder. Tenemos que ir a ganar. Estamos convencidos de lo que tenemos que hacer. Hay ilusión y ganas. Esto es un sueño para nosotros, la isla y el club, y creo que vamos a estar a la altura. Haciendo lo que tenemos que hacer, tenemos muchas opciones. ¿Que me ilusiona ascender? ¿Que estoy convencido de mi equipo? Al cien por cien.

—Le queda otro año. Que sea en Segunda, ¿no?

—Ojalá sea en Segunda. Es lo que todos queremos. Sería ya la bomba poder entrar en Segunda División y es lo que todos queremos. Esperemos que se nos dé bien. En un partido a 90 minutos puede pasar cualquier cosa, pero, haciendo lo que sabemos, irá bien.

—A día de hoy, ¿qué nota le pone a la temporada del Ibiza?

—De momento, un nueve. Si todo va bien, un diez. Creo que hemos hecho una campaña sobresaliente. Desde el primer día se vio el equipo que somos. El cuerpo técnico nos ha dado muchísimo. En él, todo el mundo ha pisado el fútbol a nivel profesional y eso nos ha dado un plus. Nos queda un pasito para redondear esta campaña. Hay que aprovechar la oportunidad.

—¿Quién cree que tiene más respeto por el rival de los dos equipos?

—Hay que tener respeto por parte de los dos. Creo que nadie quería que le tocara el Ibiza o el Badajoz porque, con todo lo que han demostrado durante el año, son los más fuertes, pero yo no voy de favorito. Tenemos que tener los pies en el suelo. El UCAM es muy buen equipo y está ahí porque ha hecho las cosas muy bien. También está a 90 minutos de ascender a Segunda. Nosotros debemos hacer nuestro juego, con los pies en el suelo y siendo humildes. Con trabajo, todo se consigue. Tenemos clara la línea a seguir.