Javi Pérez y Fran Gámez pelean por un balón aéreo en un lance de la primera parte del encuentro celebrado ayer en el estadio La Romareda.

Era un día especial y la UD Ibiza lo hizo aún más al sumar su primer punto en la categoría de plata del fútbol español. En su estreno en la Liga SmartBank, el equipo celeste fue capaz de empatar sin goles en un escenario tan complicado como el de La Romareda, ante un clásico del fútbol español como el Real Zaragoza. A los unionistas no les pesó para nada el hecho de ser novatos en Segunda División y solamente necesitaron una jornada para estrenar su casillero de puntos.

Juan Carlos Carcedo dispuso un once con muchas similitudes al que usaba en la categoría de bronce. De hecho, prácticamente desde la portería hasta el centro del campo fue el típico, con la única novedad de Ekain, que se sacrificó en tareas defensivas y colaboró notablemente en las labores del tridente formado por Bogusz, Castel y Cifu, al que ubicó de extremo como también hacía con Kike López la temporada anterior.
No tardó en llegar la primera amarilla en el fútbol profesional para la Udé. Rubén, tras poco más de tres minutos, fue castigado por el árbitro al realizar una entrada tardía sobre Francho en la frontal del área. Bermejo desaprovechó la primera oportunidad del choque al estrellar el esférico en la barrera.
Este arranque no fue más que un espejismo. La UD Ibiza, bien plantada, no tardó en replicar. A los nueve minutos, Fran Grima, con la zurda, chutó directamente al portero tras recoger un rechace en una falta mal ejecutada por Bogusz.
La primera parada de Germán tampoco tardó en producirse. Al filo del cuarto de hora, atajó fácilmente un disparo lejano de Chavarría. Estos intercambios de golpes hacían presagiar un duelo de bastantes ocasiones, pero nada más lejos de la realidad. Hubo pocas acciones más reseñables hasta el descanso, si bien la más clara la tuvo Cifu, que no pudo definir en un mano a mano con el portero por no controlar bien un perfecto pase desde el centro del campo.

Segunda mitad
Tras el asueto, el cuadro de Juan Carlos Carcedo salió a morder desde el principio. Es más, acarició el primer tanto en un cabezazo de Ekain en el segundo palo que sacó un defensa cuando la pelota llevaba marchamo de gol. En el posterior saque de esquina, Castel no pudo conectar bien el balón con la testa y remató muy desviado.
Este arreón de los unionistas sufrió el ‘efecto gaseosa’ y no tardó en perder esa gran fuerza inicial. Los maños se repusieron y el partido entró en una fase sin dominador ni dominado. Las oportunidades de gol comenzaron a brillar por su ausencia en un encuentro que pasó a ser más físico que atractivo.
Carcedo fue el primero en mover ficha para tratar de cambiar el rumbo de un partido abocado al empate a tenor de lo visto sobre el terreno de juego. Dio entrada a Davo y Appin por Ekain y Cifu. El partido siguió por los mismos derroteros, pero lo cierto es que precisamente el recién incorporado Appin estuvo cerca de desnivelar la balanza en un disparo desde la frontal que desvió ligeramente Jair antes de que Álvarez se luciera con su estirada. Previamente, Borja Sainz había pecado de avaricia en una de las escasas aproximaciones de lo zaragocistas y mandó el balón al limbo.
Los minutos pasaron con más pena que gloria, con el clásico carrusel de cambios por parte de ambas escuadras. Ninguna de las caras nuevas pudo hacer nada por evitar lo que se veía venir: unas tablas en el primer partido de la temporada. Finalmente, se confirmó el cerocerismo en La Romareda, un resultado que permite a la Udé puntuar por primera vez en su historia en el fútbol profesional. Se trata, por tanto, de un punto histórico.